
El río Sinú, ubicado en el noroeste de Colombia, representa un elemento vital para la vida en la región. Su nacimiento se encuentra en el Parque Nacional Paramillo y recorre bosques tropicales y secos hasta desembocar en la costa caribeña, proporcionando recursos esenciales como energía hidroeléctrica, agua potable y oportunidades para la agricultura y la ganadería. Sin embargo, estos beneficios se encuentran amenazados por la deforestación y la erosión en la cuenca alta del Sinú, impulsadas principalmente por la ganadería, la tala ilegal de madera y la expansión agrícola. La pérdida de bosques y vegetación ha provocado un aumento de sedimentos en las vías fluviales, lo que afecta el uso del agua en un área ya estresada hídricamente, resultando en tarifas de agua más altas y cortes de suministro más frecuentes.
Para abordar esta problemática, el gobierno colombiano ha puesto en marcha una ambiciosa agenda que incluye diversos programas relacionados con el clima y la biodiversidad. Entre estos programas se encuentra la compensación a propietarios de tierras y usuarios de recursos por la restauración de bosques y la adopción de prácticas de gestión que preserven los beneficios que la naturaleza ofrece, como la conservación del suelo y la reducción de sedimentos en los cursos de agua.
Contabilidad del Capital Natural y Desarrollo Sostenible
En este contexto, el gobierno también busca fomentar el turismo orientado a la naturaleza a lo largo de la costa mediante inversiones, como la construcción de un nuevo acueducto que aumentaría la disponibilidad y seguridad del agua al traer agua del río Sinú, aliviando la presión sobre los acuíferos subterráneos actualmente en uso en la región.
Para lograr estos objetivos interconectados, el Departamento Nacional de Planeación (DNP) de Colombia está colaborando con el Proyecto de Capital Natural de la Universidad de Stanford para vincular las cuencas superiores con el desarrollo económico en las zonas bajas mediante la contabilidad del capital natural. Este enfoque cuantifica sistemáticamente los activos naturales, los beneficios que proporcionan a las personas y cómo esos beneficios cambian con el tiempo, alineándose con otros sistemas contables utilizados por los gobiernos.
La investigación revela que el valor de los servicios de retención de sedimentos de los ecosistemas de la cuenca del Sinú para los sectores energético y de agua asciende a 100 millones de dólares, equivalentes al 1,7% del PIB de la región. Además, los análisis de escenarios futuros sugieren que la construcción del nuevo acueducto podría aumentar el valor de estos servicios en un 12%, dado que más personas dependerían de ellos para obtener agua potable.
La cuenta de capital natural sigue el riguroso marco de Contabilidad Ambiental y Económica de Ecosistemas de las Naciones Unidas (UN SEEA EA). Hasta la fecha, alrededor de 33 países han creado cuentas según este sistema, siendo esta la primera cuenta en Colombia que se centra en los flujos de beneficios hacia las personas, y no solo en la extensión física de un ecosistema.
Este esfuerzo se fundamenta en datos locales y evidencia concreta, lo que permite una evaluación más precisa y contextualizada de los ecosistemas y su importancia económica. La evaluación de los beneficios ecológicos en la cuenca del Sinú permite una comparación directa entre los fondos destinados a la conservación y los rendimientos económicos de estas inversiones, ofreciendo una nueva perspectiva sobre la relación entre la infraestructura verde y la infraestructura dura.
Los resultados de este estudio no solo muestran la necesidad de preservar los ecosistemas, sino también el interés de los sectores energético y de agua en la gestión sostenible de los recursos naturales. En última instancia, esta iniciativa subraya la importancia de integrar la economía y la ecología en la planificación y gestión del desarrollo en Colombia, un paso fundamental hacia un futuro más sostenible y equitativo para la región.