
Un reciente estudio ha puesto de manifiesto que las percepciones de los trucos de magia y las razones por las que resultan efectivos a menudo contrastan con las opiniones de los propios magos sobre cómo sus actuaciones son recibidas por el público. Esta investigación, llevada a cabo por un equipo de psicólogos de la Universidad de Plymouth, se centra en las creencias arraigadas de los magos sobre sus técnicas y el impacto que estas tienen en la audiencia.
Perspectivas en Conflicto
Los expertos realizaron una serie de experimentos para evaluar si los magos realmente comprenden por qué algunos de sus trucos funcionan. A pesar de la experiencia acumulada a lo largo de los años al actuar frente a audiencias en vivo, los resultados de la investigación sugieren que los magos, en muchos casos, malinterpretan las reacciones del público. El estudio, publicado en la revista Psychology of Aesthetics, Creativity & the Arts, es pionero en la evaluación empírica de varias suposiciones comúnmente aceptadas en el ámbito de la magia.
El Dr. Gustav Kuhn, autor principal del estudio y profesor asociado de Psicología en la Universidad de Plymouth, así como miembro del Magic Circle, destaca que «a lo largo de los siglos, los magos han aprendido mucho sobre la mente y han encontrado maneras de convertir sus peculiaridades y puntos ciegos en momentos de asombro». Sin embargo, el estudio revela que las conclusiones a las que han llegado los magos sobre la respuesta del público son a menudo erróneas, lo que desafía varias suposiciones profundamente arraigadas en el arte de la magia.
Más de 200 magos en activo fueron consultados sobre sus perspectivas acerca de la ejecución de trucos, y estos datos se compararon con los resultados de experimentos realizados con más de 130 miembros del público. Los hallazgos revelaron que, mientras los magos creían que la participación activa en un truco aumentaría la sensación de asombro en los espectadores, en realidad, estos se sentían más confundidos y disfrutaban menos del espectáculo. Además, los magos pensaban que nombrar una carta, en lugar de seleccionarla físicamente de la baraja, permitiría a la audiencia sentirse con mayor libertad en sus elecciones, cuando en realidad los participantes percibían lo contrario.
Por otro lado, el estudio también concluyó que un truco realizado en la mano de un espectador no resulta más impresionante o cautivador que uno realizado en otro lugar, algo que los magos habían supuesto de manera equivocada. Los investigadores subrayan que estos resultados ofrecen valiosas perspectivas sobre las emociones que evoca la magia, información que los magos podrían utilizar para perfeccionar su arte.
El Dr. Radoslaw Wincza, primer autor del estudio, menciona que «nuestros hallazgos también aportan nueva luz sobre nuestra percepción del libre albedrío y de la agencia, planteando interrogantes sobre la naturaleza de la toma de decisiones y el control que creemos tener sobre nuestros pensamientos y acciones». Una notable contraposición a lo que muchos podrían anticipar es que las personas se sienten más en control de sus acciones, como cuando seleccionan físicamente una carta, que de sus pensamientos, al ser preguntadas sobre una carta aleatoria. Esto revela que nuestra sensación de control varía entre nuestras acciones y pensamientos, pero no de la manera que los científicos habrían pronosticado.