
La producción de soja, uno de los cultivos más importantes a nivel global, enfrenta múltiples amenazas, entre las que destaca la pudrición por carbón, una enfermedad provocada por el hongo Macrophomina phaseolina (Mp). Este patógeno, conocido por prosperar en condiciones secas y calurosas, puede causar estragos en las cosechas sin que los agricultores se percaten de su presencia antes de que sea demasiado tarde.
Recientemente, un grupo de investigadores ha desarrollado mapas de riesgo de alta resolución que permiten anticipar la aparición de esta enfermedad, basándose en características del suelo. Este estudio, publicado en la revista Phytopathology, fue liderado por Horacio Lopez-Nicora, profesor asistente de Patología de Soja y Nematología en la Universidad Estatal de Ohio, junto a Sandip Mondal, investigador postdoctoral en el laboratorio de Lopez-Nicora.
Un enfoque proactivo para la gestión de cultivos
El equipo de investigación analizó muestras de suelo de 297 campos de soja en siete departamentos de Paraguay, una región clave en la producción de este cultivo en América del Sur. Los resultados revelaron que la abundancia del hongo Mp es más elevada en la región sureste del país, donde los suelos tienden a ser más ácidos y ricos en arcilla.
Según Lopez-Nicora, «al utilizar mapas geostatísticos y modelos predictivos, estamos brindando a los agricultores la capacidad de prever el riesgo de enfermedad antes de que se convierta en un problema». Esta metodología se distingue por su naturaleza proactiva, ya que permite a los productores identificar áreas de alto riesgo basándose en características del suelo como el pH, el contenido de arcilla y la capacidad de intercambio catiónico. Se observó que un pH más bajo está correlacionado negativamente con la abundancia del hongo.
La investigación empleó modelos de regresión espacial y geostatística para determinar no solo qué campos son más vulnerables, sino también cómo el Mp se agrupa en áreas específicas en lugar de estar distribuido de manera uniforme. La estadística de Moran, que mide la correlación espacial, confirmó que la enfermedad presenta patrones geográficos claros, algo que los métodos tradicionales de monitoreo suelen pasar por alto.
Sandip Mondal agregó: «La pudrición por carbón no se distribuye de manera uniforme en un campo. Surge en las condiciones adecuadas, que a menudo se ocultan en el suelo. Esta herramienta ayuda a descubrir esas zonas de alto riesgo».
La capacidad de identificar estos puntos críticos tiene implicaciones directas para la agricultura de precisión. Las conclusiones de este estudio acercan a los agricultores a enfoques más personalizados para gestionar la pudrición por carbón, como ajustar las fechas de siembra, rotar cultivos y aplicar enmiendas solo donde sea necesario. Esto no solo reduce los costos de insumos innecesarios, sino que también ayuda a proteger los rendimientos frente a condiciones climáticas cada vez más variables.
Emile Gluck-Thaler, profesor asistente en la Universidad de Wisconsin-Madison y coautor del estudio, subrayó que «las implicaciones van más allá de los agricultores individuales. Para los responsables de políticas, el estudio ofrece una estrategia escalable para apoyar la seguridad alimentaria mediante la integración de datos del suelo y pronósticos de enfermedades en los programas nacionales de protección de cultivos».
Lo que entusiasma más a los investigadores de este trabajo es su potencial para revolucionar la gestión de enfermedades en la agricultura. Lopez-Nicora concluyó: «Esto no se trata solo de soja o de una enfermedad, es una demostración de cómo los datos espaciales y la ciencia del suelo pueden transformar la agricultura en un sistema más predictivo, eficiente y sostenible».
El proyecto contó con la colaboración de investigadores de la Universidad de Wisconsin-Madison, la Universidad Nacional de Asunción y la Universidad Católica en Paraguay. Juntos, establecen un precedente sobre cómo la colaboración internacional y el uso inteligente de datos pueden llevar a cambios significativos en la gestión de cultivos, especialmente en regiones que enfrentan presiones crecientes por fenómenos climáticos extremos y patógenos del suelo.