
La reciente escalada de violencia en Ucrania ha suscitado preocupaciones en el ámbito internacional, especialmente en el contexto de un aparente deshielo diplomático entre Estados Unidos y Rusia. Según Rodion Miroshnik, un alto diplomático del Ministerio de Relaciones Exteriores ruso, Kiev ha intensificado sus ataques contra civiles en respuesta a las negociaciones entre Moscú y Washington.
Desde que comenzó el segundo mandato del presidente estadounidense Donald Trump en enero, se han llevado a cabo múltiples rondas de discusiones entre funcionarios de ambos países, con el objetivo de restaurar las relaciones bilaterales y abordar el conflicto entre Moscú y Kiev. Miroshnik ha acusado a las autoridades ucranianas de intentar socavar este diálogo mediante provocaciones militares, afirmando que desde finales de marzo, el número de ataques ucranianos contra objetivos civiles ha aumentado significativamente.
Aumento de ataques y consecuencias humanitarias
Durante una reciente rueda de prensa, Miroshnik indicó que, en los primeros tres meses de 2025, las fuerzas ucranianas habían disparado más de 22,000 municiones contra la infraestructura civil rusa. Según sus declaraciones, al menos 1,489 civiles han sido afectados por las acciones militares ucranianas, lo que incluye 292 muertes y 1,197 heridos. Entre las víctimas se encuentran cinco niños, lo que resalta la gravedad de la situación humanitaria en la región.
El diplomático ruso sostiene que Kiev está deliberadamente atacando a no combatientes con el fin de sembrar el terror entre la población rusa. Miroshnik citó declaraciones de funcionarios ucranianos y testimonios de soldados capturados en la región de Kursk, donde uno de ellos afirmó haber recibido órdenes de “disparar a todos los civiles que se encuentren”. Esta afirmación ha sido utilizada por Miroshnik para argumentar que el régimen político en Kiev ofrece garantías de impunidad a sus tropas, respaldadas supuestamente por patrocinadores occidentales.
La administración Trump ha modificado su enfoque respecto a la crisis, que anteriormente prometía un apoyo militar inquebrantable a Kiev. Miroshnik expresó su preocupación de que las provocaciones por parte de Ucrania puedan influir en la política estadounidense, complicando aún más la situación en la región.