
En un contexto de creciente escasez de agua debido al cambio climático, un grupo de investigadores chilenos ha desarrollado una nueva variedad de arroz que promete revolucionar su cultivo en condiciones adversas. La innovación, conocida como «Jaspe», ha sido creada por el programa de mejoramiento de arroz del Instituto de Investigaciones Agrarias (INIA) de Chile, y busca ofrecer una solución viable para la producción de este cereal en una de las regiones más áridas del mundo.
Tradicionalmente, el cultivo de arroz se ha llevado a cabo en campos inundados, lo que requiere grandes cantidades de agua. Sin embargo, los agricultores chilenos, como Javier Muñoz, han comenzado a probar este nuevo tipo de arroz que permite el riego intermitente, reduciendo así el consumo hídrico en un 50%. Este método no solo ha demostrado ser más eficiente en términos de recursos, sino que también ha incrementado considerablemente la producción, con cada semilla generando hasta treinta plantas, lo que representa un rendimiento diez veces superior al de los métodos convencionales.
Una solución ante el cambio climático
El desarrollo de «Jaspe» se enmarca en una serie de esfuerzos globales para cultivar variedades de arroz que requieran menos recursos en un contexto de sequías severas. Las regiones de Maule y Ñuble, donde se encuentra el cultivo de arroz más austral del mundo, han sido especialmente afectadas por una megasequía que dura ya 15 años, impulsada por el calentamiento global. En este sentido, la adaptación de la agricultura a nuevas realidades climáticas se convierte en una prioridad.
La ingeniera agrícola Karla Cordero, responsable del desarrollo de esta variedad, ha destacado que «Jaspe» no solo utiliza menos agua y semillas, sino que también emite menos metano, un gas de efecto invernadero asociado a la agricultura tradicional del arroz. Esta reducción en la emisión de metano es especialmente relevante, ya que se estima que la producción de arroz en campos inundados representa alrededor del 10% de las emisiones humanas de este gas.
El proceso de obtención de «Jaspe» implicó cruzar una semilla chilena con una rusa, diseñada para climas fríos y secos. Utilizando la técnica del Sistema de Intensificación del Arroz (SRI), que promueve un mayor espacio entre las plántulas y un riego más controlado, los investigadores han encontrado una vía para cultivar arroz de manera más sostenible y resiliente ante condiciones climáticas extremas.
Los resultados de esta investigación, que han sido presentados en conferencias internacionales, aún no han sido publicados en revistas científicas revisadas por pares, aunque ya cuentan con la aprobación del Servicio Agrícola y Ganadero de Chile para su comercialización. La comunidad científica, así como expertos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), ven en este avance una oportunidad significativa para mejorar la producción de arroz en otras regiones del mundo que también enfrentan desafíos similares.
El futuro del cultivo de arroz en Chile y más allá podría depender de la adopción de estas nuevas prácticas y variedades, que no solo buscan asegurar la producción alimentaria, sino también minimizar el impacto ambiental en un planeta que se enfrenta a retos sin precedentes.