
La escritura como herramienta de concienciación sobre el cambio climático
Durante años, investigadores y activistas han creído que explicar la ciencia del cambio climático podría movilizar tanto a los responsables políticos como al público para tomar medidas en su contra. Sin embargo, los resultados de esta estrategia han sido decepcionantes. A pesar de que el clima se calienta y los efectos de fenómenos como inundaciones, sequías y aumento del nivel del mar se hacen cada vez más evidentes, muchos todavía perciben estas amenazas como distantes, afectando a otros en lugares lejanos y en un futuro incierto. Este desconcierto puede llevar a una sensación de parálisis ante un problema que parece abrumador.
Una de las experiencias más reveladoras sobre la conexión emocional con el cambio climático proviene de Trisha Shrum, quien, tras asistir a una conferencia sobre este tema en 2014, se sintió profundamente afectada. Al regresar a casa, comenzó a redactar una carta para su hija, dirigida al año 2050. En un principio, su mensaje fue de excusas, pero pronto se dio cuenta de que debía enfocar su escrito en lo que sí podía hacer para mejorar el futuro. Al hacerlo, encontró un sentido de empoderamiento: no necesitaba resolver todo el problema, sino que podía actuar en función de lo que estaba a su alcance. Esta reflexión la llevó a cambiar su disertación en la Escuela Kennedy de Harvard, con el objetivo de explorar si esta forma de comunicación podría inspirar a otros.
A lo largo de la última década, la iniciativa DearTomorrow, cofundada por Shrum y Jill Kubit, ha motivado a más de 5,000 personas a escribir cartas, poemas y otras reflexiones dirigidas al futuro. Diversos estudios sugieren que este tipo de escritura puede ser una de las maneras más efectivas de inspirar apoyo para la acción climática, incluso cruzando divisiones políticas. En un estudio realizado con cerca de 2,000 participantes de todos los estados de Estados Unidos, aquellos que escribieron sobre los riesgos del cambio climático mostraron un aumento en su disposición a actuar, donando más a organizaciones benéficas dedicadas a la reforestación. Los resultados indican que escribir a seres queridos en el futuro no solo incrementa la urgencia del problema, sino que también fortalece el deseo de dejar un legado positivo.