
Investigadores de la Universidad de Pittsburgh han desarrollado un innovador sistema de micropartículas magnéticas de seda (SIMPs) que podría revolucionar el tratamiento de enfermedades como los aneurismas abdominales y ciertos tipos de cáncer. Este avance, fruto de una colaboración interdisciplinaria, busca mejorar la entrega de tratamientos médicos a través de un enfoque no invasivo, guiando las terapias mediante imanes.
Desarrollo de micropartículas magnéticas
El equipo de investigación, liderado por la doctora Ande Marini, quien actualmente realiza un posdoctorado en cirugía cardiotorácica en la Universidad de Stanford, ha publicado sus hallazgos en la revista ACS Applied Materials & Interfaces. Marini, junto a David Vorp y Justin Weinbaum, ambos profesores de bioingeniería, han centrado sus esfuerzos en la creación de estas micropartículas para el tratamiento de aneurismas aórticos abdominales (AAA), una condición que puede ser mortal si no se trata a tiempo y que causa cerca de 10,000 muertes al año en Estados Unidos.
La investigación se basa en la idea de que, al inyectar vesículas extracelulares—cápsulas de membrana que facilitan la comunicación intercelular—en un portador magnético, se puede dirigir el tratamiento de manera precisa hacia el sitio afectado en el cuerpo. La clave de esta tecnología radica en la capacidad de las partículas de ser guiadas externamente, utilizando la atracción magnética.
Para la creación de estas partículas magnéticas, los investigadores colaboraron con Mostafa Bedewy y Golnaz Tomaraei, expertos en nanomateriales y nanofabricación. Las micropartículas, que tienen un tamaño aproximado de una cienmilésima parte del grosor de un cabello humano, son suficientemente pequeñas para ser manipuladas y dotadas de propiedades únicas, como la respuesta magnética.
“Diseñamos partículas que pueden llevar medicamentos y las nanopartículas actúan como el gancho de remolque”, explica Bedewy. Esta unión química entre las nanopartículas de óxido de hierro y la seda regenerada, un material biocompatible aprobado por la FDA, permite que las partículas mantengan su integridad durante el movimiento, lo cual es esencial para su eficacia terapéutica.
Los investigadores destacan que este enfoque innovador no solo abre nuevas vías para tratamientos específicos contra el cáncer, sino que también tiene aplicaciones potenciales en la medicina regenerativa, lo que podría reducir la necesidad de intervenciones quirúrgicas. “Estamos creando un portador vacío que puede ser movido magnéticamente; el siguiente paso es determinar qué tipo de carga terapéutica podemos incorporar”, señala Marini.
Con estos avances, el equipo busca desarrollar un “cajón de herramientas” de tratamientos que permita a médicos e ingenieros biomédicos resolver problemas de salud de manera más eficaz. Este proyecto demuestra cómo la colaboración entre diferentes disciplinas puede generar resultados significativos en el ámbito de la salud, con el potencial de impactar la vida de miles de personas.