Investigadores desarrollan un material de construcción sostenible a base de hongos y bacterias

In Ciencia y Tecnología
abril 30, 2025

Investigación en materiales de construcción sostenibles: el futuro de los edificios vivos

La idea de vivir en una casa construida con hongos y bacterias puede parecer sacada de una novela de ciencia ficción, pero un reciente estudio realizado por un equipo de investigadores en Montana ha demostrado que esta visión está cada vez más cerca de convertirse en realidad. Este grupo ha logrado desarrollar una estructura densa y esponjosa de micelio, la parte subterránea de los hongos, que podría servir como un material de construcción vivo y autorreparable. Aunque la creación de estructuras duraderas y resistentes con este tipo de material aún está en una fase temprana, el avance representa un paso significativo hacia la búsqueda de alternativas sostenibles al cemento, el principal componente del hormigón.

La producción de cemento a nivel mundial asciende a más de 4 mil millones de toneladas métricas anuales, lo que supone aproximadamente el 8% de las emisiones globales de dióxido de carbono. Esto convierte a la producción de cemento en una de las mayores fuentes de contaminación ambiental, posicionándose en tercer lugar a nivel mundial, solo detrás de China y Estados Unidos. Chelsea Heveran, autora principal del estudio publicado en la revista Cell Reports Physical Science, destaca la necesidad de explorar métodos alternativos que utilicen la biología para la construcción y así reducir la huella de carbono asociada a los materiales convencionales.

En el desarrollo de este innovador material, los investigadores introdujeron bacterias que producen carbonato de calcio, un compuesto químico presente en corales, cáscaras de huevo y piedra caliza, en el micelio de hongos. Este proceso, conocido como biomineralización, permite que el micelio flexible se endurezca en una estructura rígida similar al hueso. Aunque otros materiales biomineralizados han sido desarrollados, la capacidad de mantener activas a las bacterias durante un período prolongado ha sido un desafío. El equipo logró mantener la viabilidad de los microorganismos durante al menos cuatro semanas, abriendo la puerta a futuras aplicaciones que podrían incluir la posibilidad de reparar grietas en el material o incluso la detección de la calidad del aire en los edificios. Sin embargo, antes de que estos materiales puedan ser utilizados en la construcción de viviendas, se requieren más pruebas para garantizar su resistencia y durabilidad, así como para abordar preocupaciones sobre su seguridad, como el potencial de alergias asociadas al hongo.

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