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Un nuevo enfoque para el control de plantas invasoras: ¿la biocontrol puede fortalecerlas en lugar de debilitarlas?

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abril 30, 2025

Investigadores de la Universidad de Nueva Gales del Sur (UNSW Sydney) han publicado un artículo en la revista Trends in Ecology & Evolution que pone en entredicho la eficacia de los métodos actuales de control biológico para las especies invasoras. Según el estudio, la introducción de insectos o animales herbívoros, que se utilizan para controlar las malezas invasoras, podría estar provocando una respuesta cooperativa entre las plantas, lo que les permitiría prosperar en lugar de declinar.

El autor principal, el profesor Stephen Bonser, sostiene que, a pesar de que las especies invasoras han sido objeto de estudio durante mucho tiempo, su creciente impacto sugiere que los enfoques actuales para controlar su expansión son insuficientes. «No creo que hayamos estado midiendo el éxito de los agentes de control biológico de manera adecuada», afirma el profesor Bonser.

El control biológico implica la reintroducción de enemigos naturales de las especies invasoras desde su hábitat original. «Se supone que deben reducir la población de las especies invasoras lo suficiente como para que podamos gestionarlas», explica Bonser.

El caso del nopal y el bitou

Un ejemplo destacado en el estudio es el nopal, una planta cactácea originaria de América que se ha convertido en invasora en diversas regiones de Australia. «Uno de los éxitos del control biológico hasta ahora es una pequeña oruga que es bastante eficaz contra el nopal», señala Bonser. Sin embargo, también hay múltiples casos en los que el control biológico no ha logrado los resultados esperados.

El arbusto bitou es otro claro ejemplo. Esta planta costera crece en densas monoculturas, cubriendo vastas áreas. «A pesar de que los agentes de control biológico, como la oruga del polilla de la punta del bitou, están bien establecidos, las poblaciones de bitou continúan expandiéndose de manera alarmante», añade Bonser.

Actualmente, la eficacia de los agentes de control biológico se mide en función de su impacto en plantas individuales. Sin embargo, esta visión puede ser engañosa, ya que «estamos intentando controlar poblaciones», enfatiza Bonser.

En ecosistemas naturales, las plantas que crecen más rápido y alto suelen «ganar» en competencia, mientras que las plantas cooperativas son desplazadas por las más agresivas. Este fenómeno plantea una paradoja en la que los agentes de control biológico, en lugar de debilitar a las especies invasoras, podrían estar fomentando la cooperación entre ellas, permitiéndoles cubrir áreas aún mayores.

Bonser concluye que «debemos evaluar la utilidad del control biológico no solo por su efecto en plantas individuales, sino por cómo afectan a todo un grupo». Esto implica que lo que puede dañar a una planta puede, de hecho, beneficiar al conjunto del grupo invasor.

La investigación también sugiere que los herbívoros alteran la dinámica de la competencia entre plantas, debilitando su capacidad de defensa y permitiendo que se concentren en la reproducción. «Los herbívoros podrían estar engañando a las plantas para que cooperen, deteniendo su inversión de energía en la competencia», argumenta Bonser.

El equipo de investigación ahora se centra en cómo desarticular estos ‘equipos invasores’ de plantas, explorando la introducción de especies nativas robustas que interrumpan su cooperación, así como combinaciones de control biológico con otros métodos. Este enfoque podría revolucionar tanto la lucha contra las especies invasoras en la naturaleza como la producción agrícola, mejorando la eficiencia en la obtención de alimentos.

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