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El agua de deshielo en EE.UU. es más antigua de lo que se pensaba: un viaje subterráneo de años

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mayo 06, 2025

Las comunidades en crecimiento y la agricultura extensiva en el oeste de Estados Unidos dependen del deshielo que se produce cada primavera en las montañas cubiertas de nieve. Sin embargo, nuevos estudios realizados por hidrólogos de la Universidad de Utah sugieren que la generación de caudal fluvial es mucho más compleja de lo que se había asumido. Según sus hallazgos, la mayoría del deshielo primaveral que llega a los embalses tiene en realidad varios años de antigüedad, lo que implica que la mayor parte de la nieve caída en las montañas tiene un viaje subterráneo invisible que puede durar entre tres y 15 años antes de salir como agua de arroyo.

Un nuevo enfoque sobre el agua subterránea

El equipo de investigación, liderado por el profesor Paul Brooks, recolectó muestras de escorrentía en 42 sitios a lo largo de cinco cuencas hidrográficas principales del oeste intermontano. Utilizando análisis de isótopos de tritio, determinaron la edad del agua, es decir, cuánto tiempo había pasado desde que la nieve cayó del cielo. Brooks señala que, en promedio, un copo de nieve tarda más de cinco años en convertirse en escorrentía. Esto contrasta con los modelos previos que asumían que había poca agua almacenada en las montañas.

Según los investigadores, la cantidad de agua subterránea almacenada es mucho mayor de lo que los gestores de recursos hídricos del oeste han contemplado hasta ahora. Brooks afirma que «la mayoría del agua se infiltra en el suelo y permanece allí durante varios años antes de ser utilizada por las plantas o de llegar a los arroyos». Esta revelación podría tener profundas implicaciones para la gestión del agua en un contexto de cambio climático y crecimiento poblacional.

El estudio, publicado en la revista Communications Earth & Environment, también destaca la importancia de considerar el almacenamiento de agua subterránea en la planificación futura. «Si queremos tomar decisiones adecuadas en el futuro, necesitamos incorporar ese componente de almacenamiento de agua subterránea», señala la coautora Sara Warix. «Los mecanismos del pasado no serán los mismos en 20 o 50 años».

La investigación se llevó a cabo en 2022, durante un año sabático de Brooks, quien visitó los sitios de muestreo en invierno y en primavera. Los resultados revelan que la media de edad del agua varía entre las cuencas, dependiendo de su geología. Cuanto más porosa es la tierra, más antigua es el agua, mientras que en cañones glaciados con baja permeabilidad, el agua tiende a ser más joven.

La dependencia de los gestores de agua de las redes de monitoreo de nieve podría estar basada en datos incompletos. Brooks advierte que «nuestros modelos han perdido eficacia», lo que se traduce en una desconexión creciente entre la acumulación de nieve, los volúmenes de nieve y el caudal fluvial. Este fenómeno fue evidente en el año hídrico 2022, donde a pesar de tener una nieve cercana a lo normal, el almacenamiento de agua subterránea fue muy bajo, lo que resultó en caudales de primavera muy por debajo de lo esperado.

El estudio sobre la edad del agua proporciona pistas valiosas para entender cuánta agua fresca y utilizable hay realmente en el planeta, y sugiere que los modelos de gestión del agua deben ser reevaluados a la luz de estos nuevos hallazgos. La investigación se presenta como una llamada de atención para los responsables políticos y los gestores de recursos hídricos, que deben adaptarse a una realidad en evolución en el manejo del agua en un contexto de cambio climático.

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