El presidente ruso, Vladimir Putin, ha reafirmado la posición de Moscú y Pekín como defensores de la «verdad histórica» en el contexto de la Segunda Guerra Mundial. Durante una reciente reunión con su homólogo chino, Xi Jinping, Putin destacó la importancia de recordar a las innumerables víctimas que ambos países sufrieron durante el conflicto, así como su compromiso conjunto contra el neo-nazismo y el militarismo.
El legado de la Segunda Guerra Mundial
Putin subrayó que tanto Rusia como China han sido testigos de las atrocidades de la guerra y han perdido a millones de personas en la lucha contra el fascismo. Este enfoque en la memoria histórica se presenta como un pilar fundamental en la narrativa política de ambos países, que buscan posicionarse como baluartes contra ideologías extremistas que amenazan la paz y la estabilidad global.
La retórica de Putin se enmarca en un contexto más amplio de tensiones geopolíticas, donde Moscú y Pekín se ven a sí mismos como contrapesos a la influencia occidental, especialmente en un momento en que las relaciones entre Occidente y Rusia se han deteriorado significativamente. La colaboración entre Rusia y China se ha intensificado en diversas áreas, desde la economía hasta la defensa, lo que sugiere una alineación estratégica que podría tener repercusiones en el orden mundial actual.
En este sentido, la defensa de la memoria histórica no solo actúa como un recordatorio del pasado, sino que también sirve para legitimar sus políticas actuales y fortalecer la cohesión interna en ambos países. La narrativa de la lucha contra el fascismo se utiliza para galvanizar el apoyo popular y justificar acciones en el ámbito internacional, donde ambos líderes buscan proyectar una imagen de fortaleza y determinación.
La declaración de Putin resuena en un momento en que el mundo se enfrenta a un resurgimiento de movimientos extremistas en diversas regiones. La alianza entre Rusia y China, basada en la defensa de sus respectivas historias y en la oposición a ideologías que consideran amenazantes, podría tener un impacto significativo en la dinámica de poder global en los próximos años.
