
Los sensores de infrasonido: una nueva herramienta para rastrear la basura espacial
Desde el inicio de la era de la Guerra Fría, se han instalado en todo el mundo numerosos detectores de infrasonido, diseñados originalmente para detectar pruebas nucleares. Estos dispositivos son capaces de captar ondas de sonido que se encuentran por debajo del umbral de audición humana, similar a cómo el infrarrojo está fuera del rango de la vista. Recientemente, científicos han comenzado a explorar cómo estos sensores pueden ser utilizados para rastrear la basura espacial y los meteoritos que impactan en las regiones más remotas del planeta.
Los detectores de infrasonido, que forman parte de la red de detección de la Organización del Tratado de Prohibición Completa de Ensayos Nucleares (CTBTO), no solo registran los ecos de pruebas nucleares, sino también el retumbar de tormentas y los ruidos ultrasónicos generados por grandes fragmentos de rocas espaciales o desechos orbitales que se desintegran en la atmósfera terrestre. Investigadores están analizando cómo esta tecnología puede ayudar a reconstruir la trayectoria de los objetos que regresan a la Tierra, especialmente aquellos que caen en áreas remotas donde no hay acceso a cámaras ópticas o telescopios.
La ventaja de utilizar la red de sensores de infrasonido radica en su capacidad para operar de manera continua, sin importar las condiciones climáticas, y ofrecer una cobertura global. A diferencia de las observaciones ópticas, que requieren cielos despejados y oscuridad, o los sistemas de radar, que tienen un rango limitado, las ondas de infrasonido pueden propagarse a miles de kilómetros con una mínima pérdida de señal. Este enfoque permite a los investigadores determinar la trayectoria de los objetos que caen mediante un método conocido como triangulación, que compara las señales recibidas por dos o más sensores para establecer la ubicación de origen.
Sin embargo, los estudios también han revelado limitaciones en la precisión de estas mediciones, especialmente en función del ángulo de entrada de los objetos a la atmósfera. Los investigadores han encontrado que los eventos que ingresan a la atmósfera en ángulos pronunciados son más fáciles de rastrear en comparación con aquellos que entran en ángulos más suaves, que tienden a generar datos confusos. A pesar de que los sensores de infrasonido no pueden proporcionar advertencias en tiempo real sobre objetos que se aproximan, su utilidad radica en caracterizar estos eventos y evaluar los impactos potenciales, contribuyendo así a los esfuerzos de respuesta y recuperación ante estos fenómenos.