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La poesía británica se rinde ante la cortadora de césped: un estudio revela su significado profundo

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mayo 17, 2025

Un reciente estudio ha revelado un fenómeno literario peculiar en el Reino Unido: la poesía centrada en la cortadora de césped, un microgénero que ha sido explorado por poetas británicos como Philip Larkin y Andrew Motion. Este análisis, publicado en Critical Quarterly, sostiene que la tradición poética relacionada con el acto de segar se remonta al siglo XVII, con el poeta Andrew Marvell, quien utilizó la siega como metáfora para comentar sobre la violencia de la Guerra Civil Inglesa.

La autora del estudio, Francesca Gardner, de la Universidad de Cambridge, argumenta que aunque pueda parecer extraño escribir poesía sobre la siega, este acto se convierte en un vehículo valioso para explorar nuestras relaciones con la naturaleza y entre nosotros mismos. Gardner menciona que Marvell escribió sobre la siega con hoces tras la Guerra Civil, y que los poetas contemporáneos continúan utilizando las cortadoras de césped para reflexionar sobre sus propias vivencias.

La conexión entre la poesía y la naturaleza

En 1651, Marvell escribió un poema en el que un segador mata accidentalmente a un pájaro escondido en la hierba. En «Upon Appleton House», el poeta describe cómo el «borde» de la hoz queda «todo ensangrentado de su pecho». Gardner sostiene que este poema nos invita a reflexionar sobre «la carne segada intempestivamente», en un contexto de ciclos implacables que incluyen las estaciones y la guerra, que dominan nuestras vidas y determinan nuestras acciones.

Por su parte, Philip Larkin, en 1979, también abordó el tema de la muerte en su poema «The Mower», donde relata el momento en que su cortadora de césped se detiene y encuentra un erizo atrapado entre las cuchillas, lo que resalta la tensión entre la naturaleza y la máquina.

Gardner destaca que la poesía de Larkin, aunque refleja la pastoral y el trabajo en el campo, también presenta una inquietante conexión entre lo natural y lo mecánico. El poeta se siente culpable por haber asesinado al erizo, lo que añade una capa de complejidad emocional a su obra. A través de la violencia inherente a la acción de segar, los poetas logran descubrir una capacidad para ser cuidadosos y empáticos.

El estudio explora cómo el césped, a menudo considerado un espacio nostálgico, puede ser escenario de una violencia inesperada. Gardner menciona que muchos de los poemas analizados reflejan la relación de los hombres con la jardinería y sus hijos, donde la obsesión por mantener un césped perfecto puede llevar a pasar por alto la belleza de la vida en su forma más desordenada.

La obra de Gardner también resalta que, si bien la mayoría de los poemas sobre cortadoras de césped han sido escritos por hombres, ha encontrado ejemplos de mujeres que critican esta obsesión masculina. Un poema de Peggy Miller titulado «A Lawnmower Widow’s Lament» se burla de la devoción de los hombres hacia sus cortadoras, sugiriendo una crítica a las prioridades en la vida familiar.

En tiempos de crisis ecológica y problemas sociales, la autora sugiere que podría ser un buen momento para una revitalización de este microgénero poético. La poesía de la cortadora de césped, aunque a simple vista trivial, puede ofrecer una profunda reflexión sobre nuestra existencia y el mundo que nos rodea.

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