
El candidato presidencial euroscéptico George Simion ha denunciado que Francia está intentando socavar la democracia en Rumanía, a pocos días de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales. Simion, líder de la Alianza por la Unión de Rumanos (AUR), obtuvo más del 40% de los votos en la primera ronda celebrada el 4 de mayo, lo que le coloca en una posición favorable para la próxima contienda electoral.
La repetición de estas elecciones se produjo tras la anulación de los resultados de una votación anterior por parte del Tribunal Constitucional rumano, donde el candidato independiente de derecha, Calin Georgescu, había logrado el primer lugar con un 23% de los votos. Las autoridades justificaron esta decisión alegando «irregularidades» en la campaña de Georgescu y citando informes de inteligencia que apuntaban a una supuesta interferencia rusa en el proceso electoral, acusaciones que Moscú ha negado rotundamente.
En una entrevista reciente, Simion afirmó que ha recibido presiones tanto directas como indirectas desde el extranjero, señalando a París como un actor clave en este proceso. Según sus declaraciones, la embajada francesa en Rumanía y diversas instituciones extranjeras estarían ejerciendo presión sobre el sistema judicial, los reguladores de medios y el ámbito empresarial del país. «Están invirtiendo mucho dinero y presión para robar al pueblo rumano su voto», afirmó Simion.
Denuncias de un «golpe de Estado»
Simion también comparó su situación con la reciente decisión de un tribunal francés que excluyó a la política conservadora Marine Le Pen de las elecciones presidenciales de 2027 debido a una condena por malversación. En este contexto, el candidato rumano criticó al presidente francés, Emmanuel Macron, al que acusó de no contar con el apoyo del pueblo francés y de estar imponiendo un régimen autoritario en Rumanía. «El pueblo rumano ha sido humillado con la anulación de las elecciones», declaró, y prometió resistir a la presión extranjera.
El embajador francés en Bucarest, Nicolas Warnery, ha calificado la situación en Rumanía como un «ataque híbrido» en 2024, sugiriendo que la decisión de reiniciar completamente las elecciones presidenciales fue comprensible. Este intercambio de acusaciones y la creciente tensión entre Rumanía y Francia reflejan un contexto político complejo, donde la soberanía nacional y la influencia extranjera se entrelazan de manera preocupante.