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“Final Destination: Bloodlines”: El regreso sangriento de una franquicia icónica

In Cultura
mayo 17, 2025
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La saga Final Destination, que ha mantenido su popularidad desde el lanzamiento de su primera entrega en 2000, regresa con su sexta entrega, titulada Bloodlines. Esta nueva película, dirigida por Zach Lipovsky y Adam Stein, se adentra en los orígenes de la historia, comenzando en el año 1968 y explorando el concepto de una maldición familiar que se transmite a lo largo de las generaciones.

La trama se inicia con Iris Campbell, una joven embarazada, y su pareja Paul, quienes visitan un restaurante de moda en la época. Sin embargo, el ambiente festivo se transforma rápidamente en caos cuando una serie de eventos desafortunados llevan a una tragedia en la que todos los presentes, incluida Iris, encuentran un destino fatal. Este inicio brutal establece el tono de la película y recuerda a los fans por qué la franquicia ha sido un referente en el género de terror.

La historia se trasladará rápidamente al año 2025, donde seguimos a Stefani, una estudiante universitaria que sufre pesadillas recurrentes acerca de su abuela. Al buscar respuestas, descubre que su familia está atrapada en una maldición relacionada con el pasado de Iris, lo que añade profundidad a la narrativa, ya que explora la temática de la traición generacional y el trauma familiar.

Uno de los aspectos más destacados de Bloodlines es su autoconciencia. Los directores han logrado incorporar elementos clásicos de la saga, rindiendo homenaje a las entregas previas mientras añaden giros inesperados y un aumento en la violencia gráfica. Las «nuevas trampas de muerte» se presentan de manera creativa, y una de las escenas más memorables involucra una máquina de resonancia magnética y un uso inquietante de piercings, que se ganará un lugar en la memoria colectiva de los aficionados al cine de terror.

A pesar de su enfoque innovador, la película padece de una narrativa apresurada que, en ocasiones, puede resultar confusa. La exposición rápida de la trama en el tercer acto reduce el impacto de las muertes, las cuales, aunque creativas, se sienten apresuradas y carentes de la tensión psicológica que caracterizaba a las entregas anteriores. A medida que avanza la historia, se pierde el sentido de la amenaza que solía acompañar a la muerte, y el uso de efectos visuales por computadora en algunas escenas puede restar valor a la experiencia general.

Aun así, Bloodlines logra capturar el tono humorístico y absurdo que ha definido a la saga. Los personajes, como los primos Bobby y Erik, aportan momentos de alivio cómico, mientras que el regreso del personaje del mortuorio, William Bludworth, interpretado por el fallecido Tony Todd, añade un toque de nostalgia y profundidad a la historia. Su famosa frase, “Si juegas con la muerte y pierdes, las cosas pueden volverse muy complicadas”, resuena a lo largo de la película, recordando a los personajes y al público la fragilidad de la vida.

En un año en el que se han relanzado varias franquicias de terror, Final Destination: Bloodlines intenta mantenerse relevante ofreciendo una mezcla de nostalgia y nuevas ideas. Aunque su entrega de gore y risas puede no ser del agrado de todos, la película evidencia que aún hay espacio para la innovación en un género que a menudo se siente estancado. La película ya se encuentra en cines y promete ser una experiencia única para aquellos que buscan combinar el terror con la diversión.

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Diario obrero y republicano fundado el 14 de Abril de 2006.