El Festival de Cine de Cannes, celebrado en la icónica Riviera Francesa, se ha consolidado como uno de los eventos culturales más relevantes a nivel mundial. En este entorno, caracterizado por su arquitectura art déco y sus playas tranquilas, la presencia de celebridades y figuras del mundo del cine es habitual. Sin embargo, este año, la búsqueda de influencers en el festival ha resultado ser un ejercicio sorprendentemente infructuoso, lo que ha llevado a reflexionar sobre el lugar de estas figuras en un evento que valora la tradición y la autenticidad.
A pesar de la expectativa generalizada de encontrar a numerosos influencers disfrutando de la opulencia del festival, la realidad ha mostrado un panorama diferente. En lujosos hoteles como el Hotel du Cap-Eden-Roc, donde se celebraron eventos destacados como la boda de Sofia Richie, la mayoría de los asistentes eran personas adineradas más que creadores de contenido. Conversaciones sobre vinos y estancias en Mónaco dominaban el ambiente, mientras los influencers parecían estar ausentes.
Al explorar otros puntos de encuentro típicos para influencers, la autora del artículo no logró encontrar a nadie que se dedicara a compartir sus experiencias en redes sociales. En cambio, la atención estaba centrada en las celebridades que, al igual que el icónico Harrison Ford, dominaban la narrativa del festival. Esto pone de manifiesto que, aunque el Festival de Cannes es un evento de gran visibilidad, no se ha dejado llevar por las dinámicas de las redes sociales que caracterizan a otros grandes eventos.
Sarah Schmidt, experta en marcas de celebridades e influencers, señala que Cannes es uno de los pocos eventos culturales que aún no ha sucumbido a la presión de la digitalización. La exclusividad y la tradición son aspectos fundamentales que determinan el bajo retorno de inversión para los influencers, quienes pueden invertir grandes sumas en asistir al festival sin obtener el contenido viral esperado. La naturaleza del festival, centrada en el cine de autor y la narrativa artística, no se alinea con la cultura del contenido efímero que persiguen muchos creadores de contenido.
El festival se presenta como un «santuario cinematográfico», donde la elite del cine puede disfrutar de su labor sin la constante presión de las redes sociales. La distinción entre los creadores de contenido presentes en Cannes y los influencers tradicionales es notable. Mientras algunos creadores de TikTok recibieron acceso a eventos, su enfoque estaba en la pasión por el cine y la creación artística, no en la búsqueda de la fama instantánea.
Zainab Jiwa, una creadora de contenido de TikTok, destaca la importancia de hacer que el festival sea más accesible para su audiencia, enfatizando que la pasión por el cine debe ser el motor del contenido que producen. Su visión contrasta con la imagen común de los influencers, que a menudo se asocian con el deseo de obtener reconocimiento sin un compromiso genuino con el ámbito que representan.
A medida que se desarrollaba el festival, quedó claro que el enfoque del evento es celebrar el cine en su forma más pura, lejos de las distracciones que a menudo acompañan a la cultura de las redes sociales. La experiencia de los asistentes se basa en la apreciación del arte cinematográfico y en la interacción con colegas del sector, en lugar de buscar la validación a través de «likes» o seguidores. El Festival de Cannes, en su esencia, se mantiene fiel a su identidad y propósito, lo que lo diferencia de otros eventos que intentan adaptarse a las tendencias digitales.
