
La contaminación por plásticos se ha convertido en uno de los retos ambientales más apremiantes de nuestra era. Sin embargo, recientes investigaciones sugieren que algunos de los organismos más pequeños de la naturaleza podrían ofrecer una solución inesperada. Microbiólogos han identificado bacterias capaces de descomponer diferentes tipos de plástico, lo que abre una vía hacia un futuro más sostenible en la gestión de residuos.
Entre estas bacterias se encuentra Pseudomonas aeruginosa, un patógeno hospitalario que, sorprendentemente, podría contribuir a la degradación de plásticos. Esta bacteria, responsable de alrededor de 559,000 muertes anuales en todo el mundo, se encuentra comúnmente en entornos hospitalarios, donde los pacientes son especialmente vulnerables a sus infecciones.
El estudio de los genomas de patógenos hospitalarios reveló que P. aeruginosa posee enzimas similares a las que se han encontrado en bacterias ambientales capaces de degradar plásticos. En experimentos de laboratorio, se demostró que una cepa específica de esta bacteria, aislada de un paciente con una infección de herida, no solo podía descomponer plástico, sino que también lo utilizaba como fuente de alimento, gracias a una enzima denominada Pap1.
Biofilm y resistencia
La capacidad de P. aeruginosa para formar biofilms, capas resistentes que la protegen del sistema inmunológico y de los antibióticos, complica su tratamiento. Estudios previos han mostrado que las bacterias ambientales pueden descomponer plástico más rápidamente cuando forman biofilms. En este caso, la presencia de la enzima degradadora de plástico no solo favorece la supervivencia de P. aeruginosa, sino que también potencia su virulencia, permitiendo a la bacteria construir biofilms más robustos al incorporar plástico degradado en su estructura.
El hecho de que estos patógenos puedan alimentarse de plásticos plantea una preocupación significativa para la medicina. Muchos tratamientos médicos, como implantes ortopédicos, catéteres o apósitos hidrogel para quemaduras, emplean plásticos. La habilidad de P. aeruginosa para degradar estos materiales podría comprometer la eficacia de estos dispositivos, agravando la salud de los pacientes y dificultando su recuperación.
Frente a este desafío, los científicos están explorando soluciones, como la inclusión de sustancias antimicrobianas en los plásticos utilizados en entornos médicos. Es imperativo que, a medida que avancemos en la investigación, consideremos las implicaciones de permitir que ciertos patógenos se alimenten de plásticos, teniendo en cuenta su persistencia en los hospitales y su capacidad para adaptarse a entornos donde los plásticos son omnipresentes.