
Taller de tapicería: la nueva vida de los muebles antiguos
En una era en la que lo que domina es el consumo rápido y la compra de muebles de usar y tirar, siguen existiendo empresas de restauración de muebles que creen en su valor sentimental y en la belleza del mobiliario con muchas décadas a sus espaldas. Ahora, en el Taller de Tapicería ya no solo se dedican a restaurar muebles, sino que consiguen actualizarlos para que encajen en los hogares contemporáneos.
Un oficio artesanal que ha vuelto
La tapicería profesional nunca ha llegado a desaparecer, pero lo cierto es que en las últimas décadas había quedado como uno de esos oficios invisibles que estaba a punto de desaparecer.
Su mayor amenaza siempre ha sido el mueble en masa, ese de calidad ínfima con el que un taller de tapicería de muebles no tiene nada que hacer. Además, por su precio, la intervención del tapicero cuesta varias veces lo que vale esa mesa o estantería que está hecha de cartón.
Por suerte, hoy en día no es raro encontrar una tapicería en Madrid o en los barrios de cualquier otra ciudad. Esta vuelta se debe a varios factores, pero lo cierto es que la conciencia ecológica tiene mucho que ver.
Una alternativa sostenible y emocional
El proceso de restauración de un mueble dura desde unos pocos días a varias semanas, dependiendo de cómo esté. Lo usual es que se sustituya la espuma interior, que se refuercen los bastidores de madera e incluso que se eliminen los clavos oxidados.
Una de las intervenciones que más se solicitan es el cambio de tejido, en especial porque forma parte de los trabajos de tapicería económica. Además de renovarlo, muchos clientes piden que se empleen telas contemporáneas que modernizan la apariencia de ese mueble que lleva acompañándolos décadas.
No hay que obviar que en muchos de los trabajos hay un componente emocional, mientras que en otros lo que prima es una conciencia ecológica y la idea de que tirar aquello que tiene arreglo no está bien.
El auge de lo artesanal en tiempos digitales
Pese a que es un oficio muy antiguo, los tapiceros se han sabido adaptar a los nuevos tiempos. Por eso, muchos ofrecen el servicio de tapicería a domicilio (se pueden llevar los muebles y traerlos después, o incluso arreglarlos sin que estos salgan de casa) y otros muestran sus trabajos en las redes sociales.
A través de las redes dan asesoramiento profesional, lo que ha permitido que las nuevas generaciones se acerquen a este oficio. De hecho, muchos llevan a estos artesanos piezas que heredan de sus padres o que compran en mercadillos.
Gracias a esto, ya hay algunas escuelas que están recuperando el oficio, el cual tiene mucho que ver con el cuidado del patrimonio cultural, con la historia y la tradición.
Los talleres y su perspectiva de futuro
Este nuevo auge de la tapicería no parece una moda pasajera de la que nos vayamos a olvidar en unos pocos meses. Ha vuelto para quedarse e incluso se puede decir que tiene algo de contracultural, de una respuesta pausada frente a una industria del mueble que ha olvidado la calidad y que solo se centra en el precio.