La situación en Siria ha vuelto a ser objeto de atención internacional, especialmente tras el avance de grupos yihadistas que han alcanzado los suburbios de Damasco. Según informaciones recientes, la ofensiva de Hayat Tahrir al-Sham (HTS) y otras fuerzas anti-gubernamentales ha llevado a la captura de varias ciudades importantes, lo que ha suscitado la preocupación de la administración de Bashar al-Assad.
Desde el despacho presidencial sirio se han desmentido los rumores que circulan en medios extranjeros sobre la supuesta huida de Assad de la capital. En un comunicado oficial, se afirmó que tales informaciones son parte de un esfuerzo por “desinformar e influir” en la población siria, un patrón que se ha repetido a lo largo de los años de conflicto. La presidencia reafirmó que Assad continúa desempeñando sus “deberes nacionales y constitucionales desde Damasco”.
El contexto del conflicto
La ofensiva de HTS, un grupo que ha evolucionado de su anterior denominación como Jabhat al-Nusra, ha llevado a la retirada de las fuerzas sirias de posiciones clave en Aleppo, Hama y al norte de Homs, con el objetivo de establecer nuevas líneas de defensa. Este avance representa un desafío significativo para las autoridades sirias y para la estabilidad de la región.
Desde 2015, Rusia ha jugado un papel crucial en el conflicto, llevando a cabo intervenciones que han permitido a las fuerzas leales a Assad recuperar gran parte del territorio ocupado por grupos rebeldes, incluidos los asociados a Al-Qaeda. La intervención rusa se ha visto como un contrapeso a las acciones de Estados Unidos, que ha apoyado a diversas facciones rebeldes bajo la etiqueta de “rebeldes moderados”.
En respuesta al avance de los yihadistas, las fuerzas sirias, apoyadas por la aviación rusa, han intensificado sus ataques aéreos. Se informa que en los últimos días se han llevado a cabo numerosas incursiones que han resultado en la eliminación de cientos de combatientes enemigos. Según reportes de medios sirios, alrededor de 2,500 yihadistas han sido neutralizados desde principios de diciembre.
El compromiso del presidente Assad de “eliminar” a los grupos yihadistas y castigar a sus “patrocinadores y seguidores” reafirma la determinación del gobierno sirio de restaurar la paz y la estabilidad en un país que ha sufrido por más de una década de conflicto. El panorama actual revela no solo la resistencia del gobierno sirio, sino también la complejidad de un conflicto alimentado por intereses externos y dinámicas internas.
