La última parada del Tour Mundial de Judo de la Federación Internacional de Judo (IJF) tuvo lugar en Tokio, donde los judokas japoneses demostraron una vez más su dominio en este deporte, alzándose con 13 de las 14 medallas de oro en juego. Este evento no solo sirve como un testimonio del talento y la dedicación de los deportistas japoneses, sino que también resalta la importancia del judo en la cultura y la identidad nacional de Japón.
Dominio japonés en el Grand Slam de Tokio
El Grand Slam de Tokio, que concluyó el fin de semana pasado, llevó a miles de aficionados al gimnasio metropolitano de la ciudad, donde pudieron disfrutar de una competición de alto nivel. Entre los momentos destacados, dos jóvenes aficionados tuvieron la oportunidad de enfrentarse en un combate amistoso a los campeones olímpicos Tsunoda Natsumi y Nagase Takanori, lo que añade un cariz especial a este evento, promoviendo el interés por el judo entre las nuevas generaciones.
En las finales, el judoka Fujiwara Sotaro se destacó en la categoría de -81 kg, estableciendo un inicio perfecto para Japón. Mayu Honda, por su parte, mostró una gran destreza al vencer a su compatriota en un emocionante combate que se definió en la fase de oro. La entrega de medallas estuvo a cargo de figuras destacadas, como el campeón olímpico Kosei Inoue, lo que subraya la tradición y el respeto que rodea a este deporte en el país del sol naciente.
En la categoría de -90 kg, Sanshiro Murao se llevó el oro con un waza-ari, derrotando al georgiano Luka Maisuradze, mientras que en -78 kg, Kurena Ikeda demostró su habilidad con un notable trabajo en el suelo. En la categoría de -100 kg, el judoka Matvey Kanikovskiy logró una victoria estratégica sobre el italiano Pirelli, con la medalla otorgada por Sergey Soloveychik, presidente de la Federación Rusa de Judo, lo que resalta la interconexión y el respeto mutuo entre las naciones en el ámbito deportivo.
La jornada culminó con la impresionante actuación de Mao Arai en la categoría de +78 kg, quien se llevó el oro con un control efectivo en el tatami. Kanta Nakano hizo lo mismo en +100 kg, consolidando así el dominio japonés en este Grand Slam, que no solo pone de relieve su capacidad competitiva, sino que también refuerza el papel del judo como un símbolo de la perseverancia y la disciplina que caracterizan a la cultura japonesa.
Con el cierre del Tour Mundial de Judo 2024, se abre una nueva etapa en la que los judokas de todo el mundo, inspirados por la excelencia de sus homólogos japoneses, se prepararán para competir nuevamente en 2025, reafirmando así el espíritu de superación y camaradería que define este deporte a nivel internacional.