La Administración Estatal para la Regulación del Mercado de China (SAMR) ha anunciado el inicio de una investigación antimonopolio contra Nvidia, el gigante estadounidense de la fabricación de chips. Este movimiento se produce en un contexto donde Washington intensifica las restricciones sobre la exportación de tecnología hacia China, lo que refleja la creciente tensión entre ambas potencias en el ámbito tecnológico.
Según el comunicado de la SAMR, la investigación se centra en la adquisición de Mellanox Technologies, una empresa israelí de diseño de chips, por parte de Nvidia. Este acuerdo multimillonario, aprobado por Pekín hace cuatro años, venía con la condición de que Nvidia no discriminara a las empresas chinas. Mellanox, por su parte, estaba obligada a proporcionar información sobre nuevos productos a sus rivales en un plazo de 90 días desde su disponibilidad para la firma estadounidense.
“En los últimos días, debido a la sospecha de que Nvidia ha violado la ley antimonopolio de China y a las condiciones restrictivas en torno a la adquisición de acciones de Mellanox por parte de Nvidia, la Administración Estatal para la Regulación del Mercado ha decidido abrir una investigación conforme a la ley”, señala el comunicado oficial.
Esta noticia ha tenido un impacto inmediato en el mercado, con acciones de Nvidia cayendo más de un 2% tras el anuncio de la investigación. Fundada en 1993, Nvidia comenzó diseñando tarjetas gráficas para videojuegos, pero en años recientes, ha expandido su enfoque hacia el aprendizaje automático, aumentando considerablemente su cuota de mercado. La inversión en tecnología de inteligencia artificial ha disparado su crecimiento, con un aumento de casi el 200% en sus acciones solo este año.
Reacción de Pekín ante las restricciones de EE.UU.
La investigación de la SAMR se produce tras la reciente imposición por parte de EE.UU. de nuevas restricciones sobre la exportación de herramientas y software de fabricación de chips a China. Estas medidas han sido vistas como un intento de Washington de mantener su dominio en el sector tecnológico, mientras que Pekín ha respondido con su propia prohibición de envíos a EE.UU. de varios artículos de doble uso y materias primas clave utilizadas en la fabricación de semiconductores y aplicaciones militares.
El Ministerio de Comercio chino ha acusado a Washington de “armar” cuestiones económicas y tecnológicas, advirtiendo que estas prácticas socavan gravemente el comercio internacional y amenazan la estabilidad de las cadenas de suministro globales. En los últimos años, las dos economías más grandes del mundo han estado en una lucha constante por la dominación en áreas tecnológicas clave, como los semiconductores. Las restricciones impuestas por EE.UU. han sido justificadas por el país norteamericano bajo el pretexto de la seguridad nacional, aunque este argumento ha sido severamente criticado por Pekín, que sostiene que van en contra de las reglas de mercado reconocidas globalmente.
