El mundo del fútbol se ha visto conmovido por la reciente muerte de Sven-Göran Eriksson, exentrenador de la selección de Inglaterra y figura destacada en el ámbito deportivo. Eriksson falleció a la edad de 76 años tras una prolongada lucha contra el cáncer de páncreas, una enfermedad que había sido diagnosticada hace aproximadamente un año, momento en el que se le había indicado que le quedaba poco tiempo de vida.
La noticia fue confirmada por su familia, que emitió un comunicado en el que se señalaba que Eriksson «falleció durante la mañana en su hogar rodeado de sus seres queridos». Su trayectoria profesional le llevó a dirigir equipos en diez países, destacándose como un entrenador versátil y exitoso.
Una carrera llena de éxitos
El sueco Eriksson dejó una huella imborrable en el fútbol europeo, habiendo conquistado un total de 18 títulos a lo largo de su carrera, que abarcó desde 1977 hasta 2001. Entre sus logros más notables se encuentran la UEFA Cup y la European Cup Winners’ Cup, además de numerosos campeonatos nacionales en clubes de Suecia, Portugal e Italia.
Su paso por la selección inglesa marcó un hito, ya que se convirtió en el primer entrenador no británico en dirigir a los Three Lions, llevando al equipo a los cuartos de final en dos Copas del Mundo y en la Eurocopa de 2004. Además, Eriksson tuvo la oportunidad de gestionar clubes emblemáticos como el Manchester City y el Leicester City, así como las selecciones nacionales de México, Filipinas y Costa de Marfil.
A pesar de los desafíos que enfrentó en su vida personal, incluyendo su diagnóstico de cáncer, Eriksson mantuvo una actitud positiva y se dedicó a visitar sus antiguos clubes. En marzo, participó en un partido como parte de los Liverpool Legends, donde su pasión por el fútbol y su amor por el club quedaron patentes.
El club Liverpool y la selección inglesa han expresado sus condolencias en las redes sociales, recordando su legado y la influencia que tuvo en el deporte. En una reciente entrevista para el documental «Sven», el exentrenador reflexionó sobre su vida, afirmando que «la vida es también acerca de la muerte» y enfatizando la importancia de aceptarlo como parte del ciclo vital.
Eriksson deseaba ser recordado como un «hombre positivo que intentó hacer todo lo que pudo», un testimonio de su carácter y dedicación al fútbol. Su legado perdurará en la memoria de aquellos que lo conocieron y en la historia del deporte, donde su enfoque y estilo han dejado una marca indeleble.
