El exministro de Defensa de Corea del Sur, Kim Yong-hyun, ha sido acusado de intentar orquestar un levantamiento junto al presidente Yoon Suk Yeol, en un contexto de creciente tensión política en el país. La situación se ha intensificado tras la reciente declaración de ley marcial por parte de Yoon, que provocó una ola de protestas y un rechazo generalizado en la población.
Kim, quien renunció a su cargo el pasado jueves, fue el primer detenido en el marco de una investigación que busca esclarecer las circunstancias que rodearon la declaración de ley marcial. Según los fiscales, Kim propuso esta medida, que fue rápidamente criticada por la oposición y por diversos sectores de la sociedad surcoreana. En un giro trágico, se reportó que Kim intentó quitarse la vida mientras estaba bajo custodia en el Centro de Detención de Dongbu, en Seúl.
La policía local informó que el exministro fue encontrado en un estado crítico tras un intento de ahorcamiento. Aunque las autoridades no han ofrecido detalles sobre las posibles motivaciones detrás de este acto, un portavoz del Ministerio de Defensa expresó que están monitoreando la situación de cerca y esperan su pronta recuperación.
Contexto Político y Reacciones
La declaración de ley marcial por parte del presidente Yoon, que acusó a la oposición de preparar una «rebelión» y de tener simpatías hacia Corea del Norte, desató una serie de reacciones en cadena. En cuestión de días, los legisladores votaron de manera unánime para derogar el decreto, mientras miles de ciudadanos salieron a las calles para protestar contra las acciones del gobierno. Ante la presión, Yoon se vio obligado a cancelar la medida.
El Partido Democrático, que cuenta con una mayoría en el parlamento, ha manifestado su intención de llevar a cabo un proceso de impeachment contra Yoon, aunque este logró evitarlo de manera momentánea gracias a la abstención de los legisladores de su propio partido, el Partido del Poder del Pueblo (PPP).
La situación actual en Corea del Sur refleja una crisis de gobernabilidad y un profundo descontento social, en un país donde las tensiones políticas y militares han sido una constante. La figura de Kim Yong-hyun, marcada por reformas militares significativas y acusaciones de corrupción, se convierte en un símbolo de la complejidad del panorama político surcoreano.
