El presidente del Principado de Asturias, Adrián Barbón, ha manifestado su escepticismo sobre la posibilidad de alcanzar acuerdos significativos en la próxima Conferencia de Presidentes que tendrá lugar en Santander. Según Barbón, “cada uno hablará de su libro y no va a haber absolutamente nada, ningún avance, cero, lo dudo”, una afirmación que refleja la desconfianza que muchos sienten hacia el actual Gobierno de España y su gestión de las relaciones entre las comunidades autónomas.
El papel de la Conferencia de Presidentes
Durante un encuentro organizado por el PSOE en Cantabria, Barbón subrayó la importancia de que la Conferencia de Presidentes sirva como un “espacio de diálogo sereno” donde se busquen acuerdos reales. Sin embargo, advirtió que si la reunión se convierte en un “pim pam pum” de confrontaciones, el resultado será poco constructivo. Esta visión crítica hacia la dinámica política actual, marcada por la confrontación constante entre la izquierda y la derecha, pone de manifiesto la necesidad de un enfoque colaborativo que beneficie a todos los ciudadanos.
Barbón también hizo un llamado a los presidentes autonómicos del Partido Popular para que “no hagan oposición sino que defiendan los intereses de sus ciudadanos”. Esta exhortación no solo destaca la importancia del sentido común en la política regional, sino que también sugiere que la oposición debería ser más constructiva y menos centrada en la crítica al Gobierno central, una estrategia que podría ser más beneficiosa en lugar de perpetuar la división política.
El debate sobre la financiación autonómica se presenta como un posible foco de conflicto en esta conferencia, y Barbón ha expresado su sorpresa por la inclusión de este tema, considerando que la Conferencia no tiene capacidad de decisión en esta materia. “La Conferencia no es un órgano con capacidad de decisión alguna en materia de financiación autonómica”, insistió, dejando claro que la reforma de la financiación se votará en el Consejo de Política Fiscal y Financiera, un organismo más adecuado para abordar estos temas complejos.
A pesar de sus reservas, el presidente asturiano se compromete a defender “los intereses de Asturias”, aunque con la convicción de que la Conferencia de Presidentes es un foro limitado para alcanzar acuerdos concretos. Este tipo de realismo político es necesario en un momento en que las tensiones entre las diferentes comunidades autónomas y el Gobierno central son palpables, y donde la búsqueda de soluciones efectivas debería ser la prioridad.
