El FC Barcelona sufrió un nuevo revés en su trayectoria esta temporada, evidenciando problemas que parecen repetirse en los momentos clave de los partidos. En un encuentro en el que disfrutaban de una ventaja de nueve puntos (55-46) en el minuto 25, el equipo azulgrana se vio abrumado por un colapso extraordinario, que les hizo perder por 16 puntos (60-76) al final del tercer cuarto, y no pudieron recuperarse en el último periodo.
El regreso de Nikola Mirotic al Palau Blaugrana no fue el esperado por sus antiguos seguidores. A pesar de que el montenegrino no tuvo una actuación destacada, sus compañeros, liderados por Zach Leday con 33 puntos, se hicieron con el triunfo por 81-94. Mirotic, aplaudiendo a la afición, recordaba los buenos tiempos vividos en su etapa como jugador del Barça.
El quinteto azulgrana, desolado al final del partido, mostró una falta de respuesta ante los contratiempos. La necesidad de recurrir a iniciativas individuales para tratar de corregir un descontrol en defensa y una ceguera en ataque fue evidente, resultando en un parcial de 0-20 que selló su suerte. La falta de soluciones desde la banda por parte del cuerpo técnico también se hizo notar.
Desajustes en el juego
El entrenador, Joan Peñarroya, había advertido a su equipo de no centrarse exclusivamente en Mirotic, pero su anulación se convirtió en un objetivo crucial para el equipo rival. Mirotic, que había anotado la mitad de los puntos (12 de 23) en el primer cuarto, vio cómo su equipo se desmoronaba en el tercer cuarto, donde encajaron un devastador 0-20, lo que provocó un cúmulo de faltas por parte del Barça (22) en comparación con 12 del Milán.
Jabari Parker, quien llegó para cubrir el vacío dejado por Mirotic, no logró rendir al nivel esperado y se vio abrumado por la presión del encuentro, acumulando cinco faltas personales y dejando al equipo en una situación complicada. La falta de liderazgo y de claridad en el juego colectivo del Barça fue evidente, con un rendimiento desigual por parte de los jugadores.
La remontada del equipo italiano, liderado por Ettore Messina, se vio impulsada por una protesta prolongada hacia los árbitros que, a partir de ese momento, cambiaron su criterio. Este cambio en la dirección del partido, combinado con el desacierto en el ataque del Barça, complicó aún más la situación para el equipo local, que no pudo encontrar el ritmo ni la precisión necesarios para revertir el marcador.
Así, el Barça se enfrenta a la necesidad urgente de reflexionar sobre sus debilidades y buscar soluciones que les permitan reconducir su camino en la competición. La falta de capacidad para manejar situaciones adversas se ha convertido en un patrón preocupante que requiere atención inmediata si desean recuperar el nivel que se espera de un club de su envergadura.