La reciente Conferencia de Presidentes celebrada en Santander ha puesto sobre la mesa un tema candente en el debate sobre la financiación autonómica: la posible condonación de la deuda de las comunidades autónomas. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha manifestado su intención de impulsar este proceso, que ya se había prometido en enero, convocando el Consejo de Política Fiscal y Financiera. Sin embargo, esta iniciativa ha encontrado voces críticas, especialmente entre los presidentes de comunidades gobernadas por el Partido Popular.
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, se ha opuesto rotundamente a una condonación generalizada, calificándola de «conchabeo» y «locura». En su lugar, ha sugerido que la deuda de la Comunidad Valenciana debería ser perdonada únicamente tras la catástrofe natural que sufrió, haciendo referencia a la DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos). Por su parte, el presidente de Andalucía, Juan Manuel Moreno, ha adoptado una postura más matizada, coincidiendo en que no se debería llevar a cabo una condonación «lineal» y que es esencial considerar las particularidades de cada territorio.
Perspectivas sobre la condonación de deuda
Moreno destacó en rueda de prensa que comparte las preocupaciones de Ayuso sobre la condonación de deuda, pero ha hecho hincapié en que su principal interés radica en la reforma del sistema de financiación autonómica. A su juicio, la condonación de deuda podría ser vista como un «parche» que beneficia principalmente a Cataluña, sugiriendo que es crucial establecer un nuevo sistema que no penalice a las comunidades que gestionan sus recursos de manera responsable.
El presidente andaluz también expresó su inquietud respecto a la falta de claridad sobre los detalles de la condonación que el Gobierno propone. Moreno cuestionó, de manera retórica, cómo se implementará esta medida y si se extenderá a otros municipios con problemas de deuda, citando ejemplos de ciudades andaluzas como Algeciras, Jerez y Málaga, que están gobernadas por el PP y que también enfrentan dificultades financieras.
Finalmente, Moreno concluyó su intervención manifestando su preocupación por el carácter superficial del cónclave, al que consideró una «mera puesta en escena». Criticó la falta de diálogo y negociación, señalando que los participantes solo recibieron una carpeta con documentos en blanco como muestra de la escasa preparación del encuentro.
