El partido Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) se encuentra en un momento crucial tras siete meses de crisis interna. Este sábado, los más de 8.000 militantes de la formación están convocados a las urnas para elegir a su nuevo líder, un proceso que se presenta como decisivo para la reconstrucción de un partido que ha perdido peso electoral y que se ha visto dividido tras las elecciones catalanas del pasado mayo.
Los dos principales candidatos son Oriol Junqueras, actual presidente y líder del partido desde hace más de una década, y Xavier Godàs, quien propone un cambio de liderazgo para revitalizar la formación. En la primera vuelta, Junqueras obtuvo el 48,3% de los votos frente al 35,3% de Godàs, lo que le otorga cierta ventaja. Sin embargo, la falta de una mayoría absoluta obliga a una segunda vuelta, donde Godàs ha intentado captar a los votantes de una candidatura eliminada en la primera ronda, lo que podría haber acortado las diferencias.
Estrategias en conflicto
El nuevo líder de ERC deberá enfrentarse a importantes desafíos. La formación atraviesa un periodo de declive electoral, con resultados negativos en las elecciones municipales, generales, catalanas y europeas. Ambos candidatos tienen visiones divergentes sobre cómo revitalizar el partido. Godàs aboga por un ERC centrado en una «izquierda nacional» que subraye su carácter progresista y soberanista. En contraste, Junqueras defiende un enfoque más amplio, buscando convertir a ERC en el partido socialdemócrata de referencia en Catalunya, capaz de atraer a un espectro más amplio de votantes.
Además de la crisis interna, el nuevo presidente también deberá abordar un escándalo que ha afectado gravemente la reputación del partido: la difusión de carteles difamatorios que ridiculizaban la enfermedad de Alzheimer del expresidente Maragall. Este asunto, aún sin esclarecer, añade una capa de tensión entre los bandos de Junqueras y Godàs, que se acusan mutuamente de ser responsables de la crisis.
El desenlace de la elección será observado con atención por el PSOE y el PSC, que dependen de ERC para la aprobación de sus presupuestos. Tanto el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, como el de la Generalitat, Salvador Illa, están expectantes ante el nuevo liderazgo que podría influir en futuras negociaciones. Los candidatos han endurecido su discurso hacia los socialistas en un intento de captar el apoyo de los militantes, lo que podría dificultar acuerdos posteriores.
Sin embargo, la necesidad de no arriesgarse a unas elecciones anticipadas, en un contexto de debilidad y división, podría obligar a ERC a moderar sus posturas. La formación es consciente de que, sin una reconstrucción efectiva, una nueva votación podría resultar en un golpe aún más duro a su ya debilitada presencia en el panorama político catalán.