El reciente congreso de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) ha reafirmado la posición de Oriol Junqueras al frente de la formación por quinto mandato consecutivo. No obstante, el evento también ha evidenciado las tensiones internas que persisten en un partido dividido en facciones, lo que plantea desafíos significativos para la nueva secretaria general, Elisenda Alamany.
Alamany ha iniciado su mandato con un gesto conciliador, extendiendo una «mano tendida» a las candidaturas rivales que no lograron el apoyo necesario en el congreso. Sin embargo, esta oferta ha encontrado una respuesta cautelosa, especialmente por parte de Xavier Godàs, líder de la candidatura derrotada, quien ha señalado que el resultado electoral, aunque favorable para Junqueras, refleja un margen de victoria inferior al de elecciones anteriores y sugiere la necesidad de una «revisión crítica» de la dirección del partido.
Desafíos y advertencias en el horizonte
En sus primeras declaraciones tras el congreso, Alamany reconoció la dureza de la campaña electoral interna, pero también destacó la movilización de la militancia, que se tradujo en una participación del 80% de los afiliados. Este alto nivel de participación, facilitado por un sistema de votación electrónica, refuerza la idea de que ERC sigue siendo un partido activo y comprometido.
A pesar de las palabras optimistas de la nueva secretaria general, la realidad parece apuntar a un camino complicado. Godàs ha advertido que la estrategia futura de Junqueras podría llevar a un retroceso en los avances del partido. Asimismo, ha señalado que tanto Alamany como Junqueras han recibido críticas por la percepción de que han menospreciado a sus rivales, lo que podría agravar las divisiones internas.
El líder de Nova Esquerra Nacional ha dejado claro que su objetivo de desafiar el liderazgo de Junqueras sigue vigente, enfatizando que la democracia dentro del partido se nutre de diferentes voces y liderazgos. Godàs ha manifestado que, aunque Junqueras haya ganado, no habrá tregua y su candidatura continuará trabajando para marcar la agenda de ERC.
La situación actual en ERC plantea interrogantes sobre la capacidad de la nueva dirección para unificar al partido y avanzar en sus objetivos políticos. Las advertencias de Godàs y la división existente subrayan la importancia de un liderazgo inclusivo que pueda abordar las expectativas y preocupaciones de todos los sectores de la formación.
