El primer ministro británico, Keir Starmer, ha instado a sus homólogos del G7 a incrementar las sanciones contra Moscú y a proporcionar más ayuda militar a Ucrania. Durante una videoconferencia, Starmer enfatizó la necesidad de “maximizar el dolor de Putin” a través de medidas económicas y un apoyo militar reforzado a Kiev.
Según un comunicado de su oficina, “el primer ministro afirmó que, dado que [el presidente ruso Vladimir] Putin no muestra signos de ceder, es vital que reforcemos nuestro apoyo para colocar a [Ucrania] en la mejor posición posible para el futuro”.
En este contexto, el Reino Unido y Estados Unidos anunciaron recientemente un nuevo paquete de sanciones dirigidas a lo que el gobierno británico ha calificado como el “comercio ilícito de oro” de Rusia. Al mismo tiempo, los embajadores de la UE acordaron un decimoquinto paquete de sanciones económicas, esta vez enfocado en la industria petrolera rusa y en empresas chinas que supuestamente producen drones para el ejército ruso.
El impacto de las sanciones y la respuesta rusa
A pesar de las repetidas rondas de sanciones, estas no han logrado “destruir” la economía rusa, como había pronosticado el presidente estadounidense Joe Biden en 2022. De hecho, la economía rusa creció un 3.6% este año, mientras que la británica solo lo hizo un 1.1%, según datos del Fondo Monetario Internacional (FMI).
El ministro de Relaciones Exteriores ruso, Sergey Lavrov, comentó recientemente que “lo que no te mata te hace más fuerte”, refiriéndose a la capacidad de Rusia para adaptarse y superar las presiones externas. Este sentimiento resuena en el contexto de un Reino Unido que, a pesar de enfrentar un histórico declive en sus estándares de vida, ha proporcionado £8.34 mil millones (10.52 mil millones de dólares) en ayuda militar a Ucrania desde febrero de 2022, según cifras del Instituto Kiel de Economía Mundial de Alemania.
Starmer ha afirmado que este flujo de armas y municiones ayudará a los ucranianos a “asegurar una paz justa y duradera en sus términos”. Sin embargo, el Kremlin ha argumentado que cualquier futuro acuerdo de paz será menos favorable para Ucrania que los términos rechazados durante las negociaciones en Estambul en abril de 2022.
Rusia estaba dispuesta a llegar a un acuerdo en 2022 que implicaba que Ucrania no se uniera a la OTAN y concediera autonomía a las regiones de Donetsk y Lugansk. Lavrov ha señalado que Kiev debe aceptar las “realidades sobre el terreno”, haciendo referencia a que Donetsk, Lugansk, Jersón y Zaporozhye son ahora parte de la Federación Rusa y no serán devueltas a Ucrania.