Procter & Gamble (P&G), el gigante de productos de consumo, ha anunciado que proporcionará más detalles sobre la auditoría de sus proveedores de pulpa de madera, en respuesta a las presiones de un grupo de accionistas que han estado abogando por una mayor sostenibilidad en el abastecimiento de productos forestales. Esta decisión llega en un contexto donde la explotación de recursos naturales enfrenta un escrutinio creciente, que no solo afecta a P&G, sino a toda la industria de la pulpa.
La empresa ha enfrentado críticas por su impacto ambiental, y aunque ha afirmado realizar auditorías de su cadena de suministro, los detalles han sido escasos. Andrew Shalit, defensor de accionistas en Green Century, ha señalado que estas revelaciones son cruciales para que los inversores con conciencia ambiental puedan evaluar sus inversiones en P&G y otras compañías que adquieren pulpa, especialmente de los ecosistemas sensibles de Canadá.
La presión de los accionistas y el compromiso de P&G
P&G, conocido por productos como el papel higiénico Charmin, ha señalado que protege la información sobre su cadena de suministro por razones competitivas. Sin embargo, tras la presión de Green Century y otros inversores que poseen casi mil millones de dólares en acciones, la compañía se ha comprometido a compartir información adicional para tranquilizar a los consumidores sobre las medidas que está tomando para proteger los bosques para las generaciones futuras. Según un portavoz de P&G, la información se hará pública a mediados de 2025, destacando que por cada árbol utilizado, se plantan al menos dos.
A pesar de los esfuerzos de P&G por asegurar la sostenibilidad de sus productos a través de certificaciones de terceros como el Consejo de Administración Forestal (FSC), una investigación de Reuters ha revelado que estas certificaciones a menudo no son suficientes para prevenir la deforestación masiva, que es fundamental para la absorción de carbono y la lucha contra el cambio climático.
Green Century ha manifestado su deseo de que P&G reduzca su dependencia de la pulpa proveniente de bosques canadienses, que consideran amenazados por décadas de tala. Sin embargo, la compañía no ha establecido un objetivo claro al respecto, lo que ha generado un punto de tensión en las discusiones actuales con los inversores.
P&G actualmente compra el 3% de toda la pulpa de madera producida en Canadá. Las objeciones de ambientalistas a esta práctica se centran en el hecho de que productos como el papel higiénico y las toallas de papel se desechan tras un solo uso, lo que exacerba el problema de sostenibilidad.
Como parte de su acuerdo con los inversores, P&G también ha anunciado una inversión de 20 millones de dólares en el desarrollo de alternativas a la pulpa de madera entre 2025 y 2030, además de reafirmar su compromiso de proteger los bosques vírgenes de Canadá. Sin embargo, esta inversión representa solo una fracción de los 860 millones de dólares que la empresa gasta anualmente en la compra de pulpa para su negocio de papel higiénico y toallas de papel en América del Norte.
En un movimiento paralelo, su competidor Kimberly-Clark ha declarado que buscará fabricar sus productos sin pulpa de madera proveniente de bosques intactos o naturalmente regenerados, lo que pone de manifiesto las diferencias en estrategias dentro de la industria de productos de consumo ante la presión creciente por la sostenibilidad.