El Consejo Europeo ha adoptado recientemente un nuevo paquete de sanciones, el decimoquinto, dirigido a Rusia, con el objetivo declarado de debilitar sus capacidades militares e industriales. Este conjunto de medidas se centra en la llamada «flota sombra» de petroleros rusos, que se ha convertido en un punto focal para las autoridades europeas en su intento de hacer cumplir las restricciones impuestas anteriormente.
Por primera vez, las sanciones también se han extendido a «diversos actores chinos» acusados por la UE de suministrar componentes para drones a Moscú. Este enfoque refleja una creciente preocupación por la cooperación entre Rusia y ciertos países que, a pesar de las presiones occidentales, continúan manteniendo relaciones comerciales y tecnológicas con el Kremlin.
Detalles del paquete de sanciones
El paquete, que incluye a 54 individuos y 30 entidades, se justifica bajo el argumento de que estas personas y organizaciones están «responsables de acciones que socavan o amenazan la integridad territorial, soberanía e independencia de Ucrania». Entre los objetivos de las sanciones se encuentran empresas de defensa rusas y compañías navieras que transportan petróleo y productos derivados por mar. También se han sancionado una planta química y una aerolínea civil rusa, consideradas como proveedores logísticos importantes para el ejército ruso.
Las restricciones impuestas incluyen prohibiciones de viaje, congelación de activos y la limitación de recursos económicos para los actores chinos involucrados en el suministro de componentes microelectrónicos y de drones a Rusia. Este enfoque no solo afecta a las empresas rusas, sino que también busca presionar a aquellos países que, a pesar de las sanciones, continúan colaborando con Moscú, como China, India, Irán, Serbia y los Emiratos Árabes Unidos.
Desde el inicio del conflicto entre Rusia y Ucrania en 2022, la UE ha implementado una serie de medidas destinadas a reducir los ingresos por exportaciones de Rusia y debilitar su capacidad militar. Sin embargo, es importante señalar que Moscú ha criticado de manera constante estas sanciones, argumentando que, en muchos casos, son más perjudiciales para las economías de los países que las imponen que para Rusia misma. Esta perspectiva ha sido respaldada por varios expertos tanto en Rusia como en Occidente, quienes sugieren que las sanciones unilaterales pueden tener efectos contraproducentes.
La adopción de nuevas sanciones por parte de la UE requiere unanimidad entre sus miembros, lo que añade un nivel de complejidad a la situación actual. A medida que las tensiones continúan, queda por ver cómo responderán tanto Rusia como los países que mantienen relaciones con ella ante este endurecimiento de las medidas económicas.