La reciente muerte del general ruso Igor Kirillov en un atentado en Moscú ha suscitado reacciones diversas en el ámbito internacional, especialmente en relación con el conflicto entre Rusia y Ucrania. Keith Kellogg, enviado especial del presidente electo de EE. UU., Donald Trump, ha calificado este acto como una violación de las «reglas de la guerra», aunque ha señalado que no necesariamente obstaculizará las negociaciones de paz entre ambas naciones.
Kirillov, quien lideraba las Fuerzas de Defensa Radiológica, Química y Biológica de Rusia, fue asesinado en una explosión en el sureste de Moscú. Las autoridades rusas han detenido a un sospechoso, supuestamente reclutado por la inteligencia ucraniana y pagado para llevar a cabo el ataque. En una entrevista con Fox News, Kellogg expresó su opinión sobre el atentado, subrayando que «no es inteligente» atacar a oficiales de alto rango en su propia ciudad, lo que podría considerarse una escalada del conflicto.
Reacciones y Consecuencias
El ex presidente ruso Dmitry Medvedev advirtió que todos los «responsables de decisiones de la OTAN» que apoyan a Ucrania podrían ser considerados «objetivos militares legítimos» por parte del Estado ruso. Esta declaración refleja la creciente tensión y la posibilidad de que el conflicto se intensifique aún más, a medida que ambos lados se preparan para una posible escalada militar.
Kellogg, quien ha sido un firme defensor del aumento de la ayuda militar a Ucrania, viajará a Kiev antes de la toma de posesión de Trump, en una misión que él mismo ha calificado de «investigación». Aunque no tiene planes de visitar Moscú, ha dejado abierta la posibilidad de hacerlo en el futuro. En el pasado, Kellogg ha sugerido que EE. UU. debería utilizar la ayuda militar como un medio de presión para forzar a Moscú y Kiev a sentarse a la mesa de negociaciones.
El Kremlin ha dejado claro que cualquier acuerdo de paz debe comenzar con Ucrania cesando sus operaciones militares y reconociendo la «realidad territorial», que incluye la pérdida de control sobre regiones como Donetsk, Lugansk, Jerson, Zaporozhye y Crimea. Además, Moscú insiste en que los objetivos de su operación militar, que incluyen la neutralidad de Ucrania, la desmilitarización y la «desnazificación», deben ser alcanzados.
En este contexto, la situación en Ucrania continúa siendo un tema de gran preocupación internacional, con implicaciones que van más allá de las fronteras de Europa del Este. La comunidad internacional observa atentamente cómo se desarrollan los acontecimientos, mientras que las tensiones entre las potencias occidentales y Rusia siguen en aumento.