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Alertan sobre el aumento de casos de rabia en capibaras en Brasil tras hallazgo en Isla Anchieta

In Ciencia
diciembre 19, 2024

Recientemente, tres capibaras (Hydrochoerus hydrochaeris) fueron halladas muertas en la Isla Anchieta, en el municipio de Ubatuba, en el estado de São Paulo, Brasil. Entre diciembre de 2019 y enero de 2020, un ejemplar fue encontrado sin vida, mientras que otros dos presentaron parálisis en las patas traseras antes de fallecer. Un análisis realizado en el Instituto Pasteur de São Paulo reveló que la causa de su muerte fue la encefalitis rabiosa.

Este hallazgo ha sido documentado en un artículo publicado en la revista Veterinary Research Communications, marcando así el tercer reporte de rabia en capibaras a nivel mundial y el segundo en Brasil. El estudio también determinó que la cepa de rabia identificada en estos animales coincide con la variante presente en el murciélago vampiro común (Desmodus rotundus).

Implicaciones ecológicas y epidemiológicas

Enio Mori, investigador principal del estudio y académico del Programa de Estudios de Posgrado en Patología Experimental y Comparativa de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la Universidad de São Paulo, señaló que en los últimos años se ha registrado un aumento de casos de rabia en animales salvajes, posiblemente relacionado con disturbios ambientales que alteran el equilibrio en los ecosistemas habitados por D. rotundus. Un caso reciente adicional involucró a un zarigüeya de orejas blancas (Didelphis albiventris) que fue encontrado muerto en Campinas, una de las ciudades más grandes del estado.

La Isla Anchieta, un parque natural estatal, vio la muerte de estos capibaras poco después de que se llevaran a cabo trabajos de reparación en el tejado de un edificio previamente abandonado, lo que obligó a una colonia de murciélagos a buscar un nuevo refugio. Según Mori, en situaciones de este tipo, las colonias de murciélagos experimentan un alto nivel de estrés, lo que puede dar lugar a peleas entre ellos y aumentar la probabilidad de transmisión del virus de la rabia a otros animales, como las capibaras, que son parte de su dieta.

Además, la deforestación contribuye a un incremento de los casos de rabia, ya que la reducción de bosques disminuye la cantidad de animales salvajes, que son la única fuente de alimento para los murciélagos vampiros. Esto les obliga a buscar otras presas, a menudo recurriendo al ganado e incluso a los humanos, lo que podría conllevar la transmisión del virus a estos últimos.

Los capibaras infectados fueron encontrados por empleados de la Fundação Florestal, agencia encargada de gestionar las unidades de conservación de São Paulo, incluida la Isla Anchieta. Las muestras de tejido cerebral fueron enviadas al Instituto Pasteur, parte de una red de laboratorios de vigilancia de la rabia en la región. Los investigadores confirmaron que todos los casos dieron positivo para el antígeno del virus de la rabia, y aunque una de las muestras se encontraba en mal estado, se logró secuenciar el genoma de una partícula viral, confirmando la presencia de la variante del virus asociada a los murciélagos vampiros.

Hasta la fecha, no se han reportado casos de rabia humana transmitidos por capibaras. Sin embargo, los accidentes que implican mordeduras de estos animales suelen causar heridas graves. Aún se desconoce si la saliva de las capibaras puede contener el virus, como ocurre con la saliva de los murciélagos, que son el principal reservorio de rabia en América del Sur.

Mori enfatiza la importancia de continuar con la vigilancia epidemiológica para determinar el papel que juegan las capibaras en el ciclo viral. Es posible que sean un hospedador muerto y mueran sin transmitir el virus a otros animales, pero se requiere más investigación para confirmarlo.

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