Un grupo de científicos ha propuesto una nueva teoría sobre la formación de la Luna que podría cambiar la forma en que entendemos su historia. Este equipo, compuesto por un geofísico, un químico y un matemático, se ha unido para abordar el enigma del origen lunar desde diferentes perspectivas, lo que ha permitido desarrollar una hipótesis más completa acerca de su formación y antigüedad.
La formación de la Luna
La teoría más aceptada sobre la formación de la Luna sugiere que un objeto del tamaño de Marte colisionó con la Tierra primitiva, lanzando material fundido al espacio, que posteriormente se agruparía para formar el satélite natural que conocemos hoy. Esta hipótesis ha sido respaldada por numerosos estudios y explica varias características de la Luna, como su escaso contenido de agua y su pequeño núcleo de hierro, ya que se formó principalmente a partir de la corteza externa de la Tierra, que es rica en minerales ligeros.
Algunos de los hallazgos más interesantes provienen de las muestras de rocas lunares traídas por los astronautas del programa Apollo. Las rocas más antiguas tienen aproximadamente 4.35 mil millones de años, lo que plantea la pregunta de cuándo exactamente se formó la Luna. Mientras que algunos geocientíficos sugieren que esta fecha coincide con la formación de la Luna, otros especialistas, como Alessandro Morbidelli, argumentan que la formación de los planetas ocurrió mucho antes, lo que hace que la formación de la Luna sea improbable en ese periodo.
El equipo de científicos, liderado por Thorsten Kleine, ha explorado una hipótesis alternativa que sugiere que la Luna pudo haber pasado por eventos extremos de calentamiento durante su trayectoria de alejamiento de la Tierra. Este calentamiento, similar al que experimenta la luna volcánica de Júpiter, Io, podría haber afectado la «memoria» de los relojes internos de las rocas, alterando así la datación de su formación. Según esta teoría, la acumulación de rocas de 4.35 mil millones de años no indica la fecha de formación de la Luna, sino que refleja un evento de calentamiento tidal que ocurrió posteriormente.
La implicación de esta teoría es que la Luna podría ser más antigua de lo que se pensaba, satisfaciendo así a los físicos que estudian la formación planetaria. Sin embargo, todavía queda mucho por investigar. Recientemente, la misión Chang’e 6 de China ha devuelto muestras de la cara oculta de la Luna, lo que podría proporcionar datos adicionales que ayuden a verificar o refutar estas nuevas hipótesis.
En la ciencia, es común que diferentes disciplinas lleguen a conclusiones contradictorias debido a la variedad de métodos y lenguajes científicos. Este estudio es un ejemplo de cómo la colaboración entre distintas áreas puede resultar en un avance significativo en la comprensión de nuestro satélite natural, y quizás en la historia misma de nuestro sistema solar.