La irrupción de la inteligencia artificial en el ámbito educativo ha generado un amplio debate sobre su impacto en el aprendizaje y la enseñanza. Estudiantes de diversas disciplinas, como el Periodismo y la Historia, han comenzado a utilizar herramientas como ChatGPT para facilitar sus estudios. Esta situación ha despertado tanto interés como preocupación entre el profesorado. Muchos alumnos, como Sofía, una estudiante de Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid, han confesado que recurren a estas herramientas para reducir el esfuerzo en la realización de trabajos académicos, lo que les ha llevado a cuestionar el valor del aprendizaje autónomo. Por otro lado, Nicolás, un alumno de Historia, ha reconocido que aunque inicialmente desconfió de la herramienta, ha acabado utilizándola de manera habitual para buscar fuentes de información, considerándola más útil que Wikipedia.
Perspectivas encontradas entre el profesorado
La opinión del profesorado es diversa. Por un lado, algunos docentes, como Soledad Segoviano, profesora de Relaciones Internacionales, manifiestan su preocupación por el uso de estas herramientas, argumentando que facilitan el plagio y disminuyen la creatividad de los estudiantes. Segoviano ha adaptado sus métodos de evaluación para contrarrestar estos efectos, mientras que otros profesores, como Pedro Alonso, de Empresa Informativa, sostienen que el uso responsable de la inteligencia artificial puede ser beneficioso si se enfoca en principios que fomenten el aprendizaje activo. Además, hay quienes, como Gabriel Rodríguez, profesor de Formación Profesional, integran la IA en sus clases como una herramienta de apoyo, utilizando sus capacidades para mejorar la planificación educativa y fomentar un aprendizaje más proactivo en los alumnos.
En medio de este panorama, se observa que algunos estudiantes comienzan a adoptar un enfoque más consciente en el uso de la inteligencia artificial. Valentina, que está realizando un doctorado, destaca la importancia de formular preguntas adecuadas para construir conocimiento a partir de la información que proporciona la IA. Otros, como Nadia, un estudiante de máster, han encontrado en estas herramientas un medio para optimizar su proceso de estudio, aunque también reconocen el riesgo de que la facilidad de acceso a la información pueda desincentivar la curiosidad y la investigación personal. En este contexto, la comunidad educativa se enfrenta al desafío de encontrar un equilibrio entre el uso de la inteligencia artificial y la promoción de un aprendizaje significativo y autónomo.
