La nueva era de la RFEF bajo Rafael Louzán
La Real Federación Española de Fútbol (RFEF) ha iniciado una nueva etapa con la presidencia de Rafael Louzán, quien asume el cargo en un contexto de profunda transformación y con el peso de un proceso judicial por prevaricación que aún sigue su curso. En su primera reunión con la junta directiva, Louzán optó por un espacio de negocios en el corazón de Madrid, un cambio significativo respecto a la tradicional Ciudad del Fútbol en Las Rozas, que evoca una imagen desfasada. Este encuentro no solo fue un símbolo de modernidad, sino que también sirvió para destacar la creciente feminización de la entidad, con un 50% de mujeres en la junta directiva, lo que refuerza la importancia de la diversidad en la gestión del fútbol español.
La composición del nuevo equipo directivo refleja un intento deliberado de equilibrar poder y representación. Louzán se sentó junto a Álvaro de Miguel, secretario general de la RFEF, y Beatriz Álvarez, presidenta de la Liga F, la única mujer en el cargo de vicepresidente. Entre los otros cuatro vicepresidentes se encuentran figuras clave como Sergio Merchán y Paco Díez, así como los presidentes de LaLiga y AFE, Javier Tebas y David Aganzo, quienes tuvieron diferencias notables con el anterior presidente, Luis Rubiales. Este enfoque demuestra la intención de Louzán de construir puentes entre las diferentes instituciones del fútbol y consolidar su apoyo en un ambiente que ha sido históricamente conflictivo.
Sin embargo, la situación de Louzán no está exenta de controversia. La ministra de Educación y Deporte, Pilar Alegría, manifestó sus reservas sobre la idoneidad de Louzán para liderar la RFEF, dado el proceso judicial que enfrenta. A pesar de las críticas y la presión del Gobierno, muchas federaciones territoriales y clubes de fútbol han optado por respaldar al nuevo presidente, evidenciando que, a pesar de su inhabilitación, Louzán es visto como el único capaz de gestionar la complejidad del organismo en este momento. Mientras tanto, el Real Madrid se mantiene al margen de la situación, sin posicionarse claramente, lo que añade un elemento de incertidumbre a la dinámica del fútbol español. La RFEF se encuentra en una encrucijada, donde el futuro de su liderazgo dependerá no solo de la gestión interna, sino también de la resolución de los problemas legales que acechan a Louzán.
