Una nueva ley, fruto de décadas de esfuerzo, podría finalmente conducir a la limpieza de algunas de las miles de minas abandonadas en Colorado, que filtran metales tóxicos y ácidos en las cabeceras de ríos que sustentan la vida en el oeste de Estados Unidos. El Good Samaritan Remediation of Abandoned Hardrock Mines Act, firmado por el presidente Joe Biden el 19 de diciembre, representa un primer paso crucial para eliminar las cargas legales que enfrentan grupos y gobiernos estatales que se ofrecen a limpiar estas minas abandonadas y mejorar la calidad del agua.
Según Ty Churchwell, coordinador de minería de Trout Unlimited, esta legislación es un hito importante y posiblemente una de las leyes medioambientales más relevantes aprobadas en décadas. En el oeste de Estados Unidos, cientos de miles de minas abandonadas contaminan corrientes que proporcionan agua potable, recreación y hábitats críticos para la vida silvestre. Sin embargo, los grupos que desean llevar a cabo su limpieza se han visto obstaculizados por leyes de protección ambiental que les obligaban a asumir una responsabilidad legal tan alta que el riesgo superaba los beneficios.
Un programa piloto para la limpieza de minas
La nueva ley establece un programa piloto que permite a organizaciones sin fines de lucro, agencias estatales y otros limpiar sitios de minas abandonadas sin tener que asumir el elevado nivel de responsabilidad legal que existía anteriormente. Este programa solo será aplicable a aquellos sitios donde no haya responsables disponibles por la minería y la contaminación original. Muchas minas en el cinturón mineral de Colorado cesaron su producción antes de que se crearan regulaciones que responsabilizaran a los mineros por la degradación ambiental, lo que ha dejado un legado de sitios abandonados en el estado.
El programa piloto tendrá una duración de siete años, tras los cuales el Congreso deberá considerar la creación de un programa permanente. La Agencia de Protección Ambiental de EE. UU. tiene 180 días para establecer el programa, que evaluará los sitios propuestos para su limpieza y seleccionará 15 de ellos. Antes de la aprobación de esta ley, los llamados “buenos samaritanos” que intentaban limpiar viejas minas podían terminar asumiendo responsabilidad permanente por la contaminación preexistente en el lugar, según dos de las leyes de protección ambiental más importantes del país: la Superfund y la Clean Water Act.
Más de 23,000 minas abandonadas se distribuyen por tierras públicas y privadas en Colorado, y al menos 500 de ellas afectan de manera significativa la calidad del agua, según la División de Reclamación, Minería y Seguridad de Colorado. Aunque la ley fue aprobada con el apoyo bipartidista de legisladores de todo el país, su desarrollo tomó 25 años. Los senadores de Colorado y cinco representantes de la Cámara del estado apoyaron la ley, que el senador Michael Bennet calificó de sentido común, tras haber presentado múltiples versiones en los últimos 12 años.
Bennet destacó que “miles de minas abandonadas contaminan nuestros ecosistemas y amenazan nuestras cuencas en Colorado y en todo el oeste”. La ley facilitará que los gobiernos estatales, locales y organizaciones sin fines de lucro limpien estas minas, reduzcan la contaminación y mejoren la calidad del agua.
Si el programa piloto resulta exitoso, se generará información que justifique la creación de un programa permanente. Sin embargo, los responsables políticos, líderes de organizaciones sin fines de lucro y comunidades deberán encontrar financiación para completar los proyectos de limpieza. Se estima que la limpieza de todas las minas que filtran en EE. UU. podría costar más de 50,000 millones de dólares, según un informe de Trout Unlimited.
Futuras iteraciones de la ley podrían incluir un componente que permita a las empresas recuperar y vender minerales críticos de los drenajes ácidos de las minas, lo que podría utilizarse para compensar los costos de remediación y crear un incentivo financiero para limpiar más minas abandonadas. La doctora en formación Molly Morgan, de la Escuela de Minas de Colorado, considera que “si no vemos esto como una oportunidad, seremos cortos de miras como país”.
De esta manera, el nuevo programa piloto se presenta como un primer paso prometedor para abordar un problema persistente en el oeste de EE. UU., según Morgan, quien afirma que “esta ley es el resultado de un gran compromiso”.