Un equipo de científicos liderado por la Escuela Politécnica Federal de Lausana (EPFL) ha llevado a cabo un estudio innovador que revela la extraordinaria biodiversidad microbiana presente en los arroyos alimentados por glaciares en diversas montañas del mundo. Este trabajo, realizado durante más de cinco años, se centra en la microbiota que habita estos ecosistemas extremos, que son considerados los más singulares en el ámbito de agua dulce.
Los investigadores, apoyados por guías de montaña y porteadores, recolectaron y analizaron muestras de 170 arroyos glaciares en lugares tan diversos como Nueva Zelanda, el Himalaya, los montes del Cáucaso ruso, las montañas Tien Shan y Pamir, los Alpes europeos, Escandinavia, Groenlandia, Alaska, y los montes Rwenzori en Uganda, así como en los Andes ecuatorianos y chilenos. Los resultados de este exhaustivo análisis han sido publicados en revistas científicas de renombre como Nature y Nature Microbiology.
Un atlas microbiano global
Los arroyos glaciares, debido a sus condiciones extremas como temperaturas cercanas a cero, baja concentración de nutrientes y casi nula exposición a la luz solar en invierno, se pensaba que albergaban una baja diversidad microbiana. Sin embargo, los análisis realizados por el equipo de EPFL mostraron lo contrario. La investigadora Leïla Ezzat, autora principal del artículo en Nature, destacó que la diversidad microbiana es notable y varía de una cordillera a otra, lo que contradice la expectativa inicial.
Este estudio ha permitido la creación del primer atlas global de microbios en los arroyos alimentados por glaciares, revelando un microbioma único que se diferencia claramente de otros sistemas criosféricos. Un hallazgo destacable es que casi la mitad de las bacterias encontradas son endémicas de cada cordillera, especialmente en regiones como Nueva Zelanda y Ecuador, conocidas por su rica biodiversidad. Este fenómeno se atribuye al aislamiento geográfico de las montañas, que actúan como islas en términos ecológicos, junto a la fuerte selección natural que se da en estos entornos extremos.
Los análisis genómicos realizados en el estudio han desvelado la complejidad del microbioma de los arroyos glaciares, así como las interacciones bióticas que se producen en estos ecosistemas. Grégoire Michoud, autor principal del artículo en Nature Microbiology, subrayó la fascinante variedad de estrategias adaptativas que han desarrollado los microorganismos para sobrevivir en condiciones tan rigurosas. Estos organismos son capaces de metabolizar diversas sustancias como carbono orgánico, energía solar, minerales e incluso gases, lo que les permite aprovechar múltiples fuentes de energía.
En un contexto donde la preservación de los glaciares es cada vez más urgente debido al cambio climático, los investigadores han hecho un llamamiento a la creación de un biobanco que proteja estos microbiomas en peligro de extinción. Tom Battin, líder del proyecto Vanishing Glaciers, expresó que es vital conservar no solo los glaciares, sino también los ecosistemas que dependen de ellos. La propuesta de establecer un refugio biológico en el cantón de Valais se basa en la experiencia y capacidades presentes en el Centro de Investigación Ambiental Alpina y Polar de la EPFL, un lugar idóneo para esta iniciativa.