Elon Musk, CEO de SpaceX y Tesla, ha sido objeto de controversia en los últimos días tras las declaraciones de Seth Abramson, un autor que se autodenomina biógrafo del magnate tecnológico. Abramson ha afirmado que Musk podría estar «loco» debido a problemas mentales, uso de drogas y estrés, lo que ha generado un intenso debate en redes sociales y medios de comunicación.
En una publicación en X, Abramson argumentó que hay motivos para «creer legítimamente que Elon Musk puede estar perdiendo la cordura». Este autor, conocido por sus teorías sobre la supuesta colusión entre Donald Trump y Rusia, sostiene que tanto Musk como Trump son «hombres extremadamente peligrosos». Según él, la actividad en línea de Musk durante los últimos años es motivo de preocupación, dado que el empresario ha admitido tener problemas de salud mental y un historial de consumo de drogas.
Críticas a la conducta de Musk
Abramson ha señalado que cualquier observador objetivo que haya seguido los tweets de Musk y su interacción con ciertos grupos en línea no puede dudar de que el empresario está «públicamente enfermo». Sin embargo, el biógrafo no ha proporcionado ejemplos concretos que respalden sus afirmaciones sobre la salud mental de Musk. En su análisis, también ha calificado a Musk como «el próximo co-POTUS de América», insinuando que podría tener una influencia considerable en la administración de Trump.
Las afirmaciones de Abramson han suscitado reacciones diversas. Algunos críticos han defendido a Musk, argumentando que sus comentarios en redes sociales son parte de su estilo provocador y no necesariamente un indicativo de problemas mentales. Sin embargo, otros coinciden en que la creciente actividad de Musk en X, donde ha publicado más de 60 mensajes diarios en la última semana, podría ser un signo de que está bajo una presión considerable.
Recientemente, Musk ha utilizado su plataforma para criticar a líderes mundiales, incluyendo al canciller alemán saliente y al gobierno británico. En un comentario particularmente polémico, se refirió al primer ministro canadiense, Justin Trudeau, como una «chica» tras su rechazo a una fusión entre Estados Unidos y Canadá promovida por Trump.
Las declaraciones de Abramson han llevado a algunos a pedir una intervención del gobierno estadounidense para limitar la influencia de Musk, argumentando que su «locura y creciente incitación a la violencia nos ponen a todos en peligro». A medida que la figura de Musk sigue generando controversia, el debate sobre su salud mental y su papel en la política y la tecnología continúa siendo un tema candente en la opinión pública.
