El año 2024 ha sido testigo de una escalada significativa de los conflictos armados en Oriente Medio, con el conflicto israelí-palestino en el centro de la atención internacional. Tras los ataques de Hamas el 7 de octubre de 2023, Israel lanzó una ofensiva terrestre y aérea sobre Gaza que continúa hasta hoy, dejando un saldo devastador de más de 45,000 vidas perdidas, según el Ministerio de Salud de Gaza. La situación humanitaria en la Franja se ha convertido en una crisis catastrófica, con la población de 2.1 millones de personas enfrentando escasez extrema de alimentos, agua y suministros médicos.
En mayo de 2024, Israel llevó a cabo una operación importante en Rafah, controlando el Corredor Filadelfia, lo que obligó a cientos de miles de residentes a huir de sus hogares. Las condiciones de vida en Gaza se han deteriorado drásticamente, con brotes de enfermedades como la polio debido a la falta de recursos básicos. La comunidad internacional, incluidos organismos como la UNRWA y la Cruz Roja, enfrenta serias dificultades para acceder a las áreas más afectadas por el conflicto.
La situación en Líbano también ha empeorado considerablemente. A finales de septiembre, Israel lanzó una ofensiva a gran escala contra Hezbollah, aliada de Hamas. Durante ocho semanas, los ataques aéreos israelíes afectaron a más del 20% de la población libanesa, desplazando a aproximadamente 1.2 millones de personas. La muerte del líder de Hezbollah, Hassan Nasrallah, en un ataque aéreo israelí, intensificó aún más los combates en la región.
Confrontación con Irán y el colapso del régimen sirio
La confrontación entre Israel e Irán también alcanzó nuevos niveles en 2024, con Israel llevando a cabo ataques a instalaciones militares iraníes. La respuesta de Irán incluyó lanzamientos de misiles, muchos de los cuales fueron interceptados, pero algunos lograron impactar, marcando una de las escaladas más serias en años recientes. La situación se complica aún más con la emisión de una orden de arresto por parte de la Corte Penal Internacional contra el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, por crímenes de guerra en Gaza, aunque su popularidad en Israel ha aumentado debido a los éxitos militares en la región.
El conflicto en Siria ha dado un giro significativo con la caída del régimen de Bashar al-Assad, que se produjo en diciembre de 2024 tras un ataque relámpago de grupos armados respaldados por Turquía. La captura de Damasco por parte de Hayat Tahrir al-Sham (HTS) marcó el fin de un régimen que había perdurado casi medio siglo. La nueva dirección en Siria, bajo Abu Mohammed al-Golani, enfrenta el desafío de reconstruir un país devastado por años de guerra civil, que ha dejado al menos 300,000 muertos y otros 100,000 desaparecidos.
A pesar de que HTS es considerado un grupo terrorista por Estados Unidos, en 2024 se iniciaron diálogos internacionales con sus representantes para discutir una transición pacífica de poder. La comunidad internacional observa con atención cómo se desarrollan estos acontecimientos, ya que la estabilidad en Siria es crucial para la seguridad de toda la región.
El año 2025 se presenta como un periodo de alta inestabilidad en Oriente Medio, donde el conflicto israelí-palestino seguirá siendo un factor central. Las expectativas apuntan a que Israel continuará expandiendo asentamientos y desatendiendo las decisiones de instituciones internacionales. La administración de Donald Trump, que ha vuelto a la Casa Blanca, mantendrá una postura firmemente pro-israelí, lo que podría tener repercusiones significativas en la política internacional y en la percepción global de la situación en la región.
La crisis humanitaria en Gaza, junto con los conflictos en Líbano, Siria y otros puntos calientes como Libia y Sudán, plantea un escenario complejo y peligroso. Las tensiones económicas y sociales en países como Egipto, Turquía y los Emiratos Árabes Unidos también contribuyen a un clima de inestabilidad que podría desembocar en nuevos brotes de violencia y crisis humanitarias.
