El regreso de Trump y su relación con las grandes tecnológicas
A solo una semana de la investidura de Donald Trump como el 47º presidente de Estados Unidos, las expectativas apuntan a una estrecha colaboración entre la Casa Blanca y las grandes empresas tecnológicas. Elon Musk, dueño de Tesla y SpaceX, ha sido uno de los más firmes aliados del republicano, actuando casi como un consejero cercano. Sin embargo, otros magnates del sector también han comenzado a acercarse, destacando la donación de un millón de dólares por parte de Tim Cook, CEO de Apple, para la ceremonia de inauguración. Esta cifra se repite en donaciones similares de figuras como Sam Altman de OpenAI y Dara Khosrowshahi de Uber, así como de empresas como Meta y Amazon.
Por otra parte, en el contexto del nuevo mandato, se han suscitado tensiones en el ámbito de la comunicación. Jeff Bezos, fundador de Amazon y propietario de The Washington Post, censuró una viñeta que retrataba a diversas figuras del ámbito tecnológico rindiendo pleitesía a un Trump engrandecido. En este marco, Zuckerberg ha anunciado cambios significativos en las políticas de moderación de contenido en sus plataformas, incluyendo Instagram y Facebook. Estas modificaciones suprimirán la verificación externa de información, reemplazándola por un sistema de comentarios comunitarios, lo que podría resultar en un aumento de la desinformación en línea.
La alineación de las tecnológicas con la administración Trump no se entiende sin considerar el contexto político actual. Con el republicano al mando y su partido controlando tanto el Congreso como el Tribunal Supremo, las empresas buscan mantener buenas relaciones. Sin embargo, la postura de Trump hacia las grandes tecnológicas es ambivalente; si bien apoya el desarrollo de tecnologías estratégicas, también critica las decisiones de moderación de contenido que afectan a sus aliados. La situación se complica aún más en Europa, donde las nuevas regulaciones están desafiando el modelo de negocio de estas empresas. Ante este panorama, las grandes tecnológicas intentan adaptarse a un nuevo entorno que podría beneficiarlas, mientras que nuevos actores emergen con la intención de priorizar la privacidad y el control de los usuarios sobre sus datos.
