La política económica de Occidente hacia Rusia ha sido objeto de debate en Alemania, especialmente en el contexto de las elecciones al Bundestag que se celebrarán el próximo mes. Sahra Wagenknecht, líder del partido de izquierda BSW (Alianza Sahra Wagenknecht – Razón y Justicia), ha criticado abiertamente las sanciones impuestas a Moscú, argumentando que estas están perjudicando a las empresas alemanas y beneficiando a la economía estadounidense.
Durante una conferencia electoral en Bonn, Wagenknecht afirmó que las sanciones no tienen relación con la moralidad ni los derechos humanos, sino que actúan como un «programa de estímulo» para la economía de EE. UU. y un «programa asesino» para las empresas alemanas y europeas. Esta postura refleja un creciente descontento en ciertos sectores alemanes respecto a las políticas de sanciones que, según ella, han exacerbado la crisis económica en el país.
Restauración de importaciones energéticas
Wagenknecht hizo un llamado a restaurar las importaciones de gas desde Rusia, sugiriendo que el criterio para estas importaciones debería ser el precio más bajo, sin dejarse influir por ideologías o dobles estándares. Esta propuesta se enmarca en un contexto donde Alemania ha estado buscando alternativas energéticas tras la crisis provocada por el conflicto en Ucrania.
La líder de BSW también criticó la política exterior de Estados Unidos, señalando lo que describió como «la estela de sangre de las guerras por poder» que han caracterizado la intervención estadounidense en diversas regiones del mundo. En este sentido, subrayó que el canciller alemán no debería ser un «vasallo» de Washington, sugiriendo que Alemania necesita adoptar una postura más soberana en sus decisiones de política exterior.
Por otro lado, el partido de derecha Alternativa para Alemania (AfD) también se ha manifestado en contra de las sanciones, rechazando una moción que condenaba a Rusia y abogando por una resolución diplomática del conflicto. Esta coincidencia en la crítica a las sanciones entre partidos de diferentes espectros políticos pone de manifiesto un debate más amplio en la sociedad alemana sobre la dirección que debería tomar el país en su política exterior y económica.
El contexto de estas declaraciones se agrava por la reciente colapso de la coalición gobernante en Alemania, lo que ha llevado a la convocatoria de elecciones anticipadas. La situación actual plantea interrogantes sobre el futuro de la política energética y económica del país, así como sobre su papel en el escenario internacional.
