Los incendios forestales que han arrasado Los Ángeles han dejado un saldo de al menos 24 muertos, mientras las autoridades advierten sobre la llegada de vientos peligrosos que podrían avivar aún más las llamas. Este es el sexto día consecutivo de incendios devastadores en la segunda ciudad más grande de Estados Unidos, donde numerosas comunidades han sido reducidas a escombros y miles de personas han quedado sin hogar.
El fuego de Palisades ha consumido 23,700 acres (9,500 hectáreas) y se encuentra apenas un 11% contenido. A pesar de los esfuerzos masivos de extinción, las condiciones están a punto de empeorar significativamente, con el Servicio Meteorológico Nacional anunciando la posibilidad de vientos de hasta 110 kilómetros por hora, lo que podría crear una «situación particularmente peligrosa».
Impacto y respuestas ante la crisis
El jefe del Departamento de Bomberos del Condado de Los Ángeles, Anthony Marrone, ha informado que se han recibido nuevos recursos, incluyendo camiones cisterna y bomberos de diversas partes del país, para hacer frente a la amenaza renovada. La alcaldesa, Karen Bass, se mostró optimista respecto a la preparación de la ciudad, a pesar de que las experiencias pasadas han generado preocupación sobre la disponibilidad de agua en los hidrantes.
Los evacuados han expresado su frustración al enterarse de que no podrán regresar a sus hogares hasta, al menos, el jueves, cuando se espera que los vientos disminuyan. Muchos han estado esperando durante horas para poder regresar y recoger medicamentos o ropa de cambio. Sin embargo, el sheriff Robert Luna anunció que se suspenderían las entradas a estas áreas debido a las condiciones peligrosas y a la necesidad de recuperar cuerpos de las víctimas.
Las condiciones han llevado a un incremento en los delitos, con varios arrestos de saqueadores, incluyendo a uno que se disfrazó de bombero para robar en casas evacuadas. Las autoridades han extendido los toques de queda en las zonas evacuadas y han solicitado más recursos de la Guardia Nacional.
En el contexto de la devastación, el presidente electo Donald Trump ha criticado a las autoridades californianas, calificando la situación como una de las peores catástrofes en la historia del país. Mientras tanto, el gobernador de California, Gavin Newsom, ha prometido que la ciudad se reconstruirá, sugiriendo que se implementará un «Plan Marshall» para la recuperación de Los Ángeles.
La situación se ve aún más complicada por la llegada de personas que buscan refugio, lo que ha provocado un aumento en los precios de alquiler por parte de arrendadores oportunistas. El número de residentes bajo órdenes de evacuación ha disminuido a alrededor de 100,000, desde un pico de casi 180,000.
Por otra parte, el presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, ha ofrecido enviar 150 personas para ayudar en las labores de rescate, señalando la solidaridad internacional ante una crisis que podría ser parte de un patrón más amplio de catástrofes naturales exacerbadas por el cambio climático.
Las investigaciones sobre las causas de estos incendios están en marcha, y aunque muchas veces son de origen natural, la expansión urbana y el cambio climático han incrementado la vulnerabilidad de las poblaciones.
