Los recientes incendios forestales en el área de Los Ángeles han dejado a su paso una devastación sin precedentes, destruyendo miles de estructuras, incluidas numerosas viviendas. La lucha de los bomberos contra las llamas continúa, y comunidades como Pacific Palisades, Altadena y Pasadena han quedado irreconocibles. Con el levantamiento de las órdenes de evacuación, la seguridad del agua potable se convierte en una preocupación primordial para los residentes que regresan a sus hogares.
Es fundamental comprender cómo estos desastres pueden afectar los sistemas de agua potable de las comunidades, así como las medidas que se pueden tomar para mitigar los riesgos de contaminación. Desde la perspectiva de un ingeniero medioambiental con experiencia en crisis de este tipo, resulta crucial informar a la población sobre las implicaciones que los incendios tienen sobre el agua que consumen.
Contaminación del agua tras los incendios
Los incendios pueden comprometer la seguridad del agua potable y dañar la infraestructura de los sistemas de abastecimiento. Uno de los factores determinantes es el alto consumo de agua durante las labores de extinción, que puede agotar los recursos disponibles. Los sistemas de agua no están diseñados para afrontar tales demandas, lo que provoca que estructuras dañadas generen fugas incontroladas. Además, la pérdida de energía impide que el agua se reponga de manera adecuada, lo que puede resultar en una despresurización del sistema de agua.
Cuando el agua se agota, se incrementa el riesgo de contaminación química. En algunos casos, los químicos peligrosos, como el benceno, pueden encontrarse en los sistemas de agua dañados, provocando síntomas inmediatos en quienes consumen o utilizan dicha agua. Estos síntomas incluyen náuseas, dolores de cabeza y erupciones cutáneas. La naturaleza de estos contaminantes es tal que pueden adherirse a las superficies de la infraestructura y penetrar en las tuberías de plástico, dificultando su eliminación incluso durante semanas o meses.
La contaminación puede surgir no solo de la estructura del sistema, sino también del aire. El humo de los incendios puede ser aspirado por los sistemas de agua, y el calor intenso puede dañar las tuberías plásticas, liberando sustancias químicas nocivas.
Es imperativo que los residentes y propietarios de negocios presten atención a las advertencias emitidas por sus proveedores de agua y las autoridades sanitarias sobre la seguridad del agua. La realización de pruebas químicas adecuadas es esencial para garantizar que el agua que se consume sea segura. En 2024, se publicó una guía pionera para que los sistemas de agua respondan y se recuperen de incendios, ofreciendo recursos valiosos para los propietarios de propiedades afectadas.
Sin embargo, se debe tener precaución al realizar pruebas de agua en el hogar. La experiencia tras incendios en lugares como Maui y Paradise, California, ha demostrado que muchos residentes gastaron sumas significativas en análisis de agua que resultaron ser irrelevantes o mal gestionados. En algunos casos, las muestras fueron recolectadas incorrectamente, lo que comprometió los resultados. Por lo tanto, no se recomienda tratar el agua hasta que se conozcan los niveles de contaminación.
Los dispositivos de tratamiento de agua domésticos no están certificados para purificar agua extremadamente contaminada. Para tomar decisiones informadas, las utilidades de agua deben realizar pruebas rápidamente y comunicar al público los químicos presentes en sus sistemas. Una vez que se hayan realizado estas pruebas y se conozcan los riesgos, los propietarios pueden considerar realizar sus propias pruebas si su plomería está dañada o si ha habido flujo de agua contaminada.
La recuperación de los sistemas de agua es posible, aunque puede resultar frustrante esperar información inmediata. Después de un incendio, puede ser peligroso para los funcionarios del agua acceder a las áreas afectadas para llevar a cabo las pruebas. Sin embargo, con la ayuda de expertos con experiencia en este tipo de crisis, las comunidades pueden restablecer el acceso a agua potable segura.
