El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, ha confirmado su intención de acelerar la entrega de sistemas de defensa militar a Taiwán, una región autogobernada que Pekín considera parte de su territorio. Esta afirmación fue realizada por Mike Waltz, el asesor de seguridad nacional entrante, durante un evento en el Instituto de Paz de Estados Unidos en Washington.
Waltz destacó que existe un retraso de más de 20.000 millones de dólares en la entrega de armamento que Taiwán ya ha pagado, enfatizando la necesidad de liberar estos suministros como una medida disuasoria frente a las amenazas de China. La estrategia del nuevo gobierno estadounidense se alineará con lo que se ha denominado la política del “porcupine”, que busca dotar a Taiwán de capacidades defensivas asimétricas, incluyendo sistemas de misiles móviles, drones y tecnologías avanzadas de vigilancia. Esta táctica tiene como objetivo incrementar los costos potenciales para China en caso de que decida utilizar la fuerza para tomar el control de la isla.
Desarrollo de capacidades defensivas en Taiwán
Recientemente, el Ministerio de Defensa de Taiwán anunció su plan de desplegar nuevos sistemas de defensa de misiles suministrados por Estados Unidos antes de que finalice el año. Entre estos, se incluyen los sistemas de misiles de superficie a aire avanzados (NASAMS) fabricados en Noruega, que serán instalados en ubicaciones estratégicas en el norte de la isla.
Desde 1949, Taiwán se ha gobernado a sí mismo tras la retirada de las fuerzas nacionalistas después de la guerra civil china. Sin embargo, la mayoría de la comunidad internacional, incluyendo a Rusia, sostiene la postura de Pekín de que Taiwán forma parte de la República Popular China. Aunque Estados Unidos oficialmente respeta la política de «Una sola China», ha continuado suministrando armamento a Taiwán y manteniendo cooperación militar con el gobierno de Taipei.
Las ventas de armas estadounidenses a Taiwán han sido condenadas repetidamente por Pekín, que las considera desestabilizadoras y provocativas. En respuesta a estas acciones, China ha intensificado sus ejercicios navales y aéreos alrededor de la isla. A principios de este mes, el gobierno chino impuso sanciones a siete empresas de defensa estadounidenses y estableció una prohibición de exportación de doble uso a corporaciones como Boeing, General Dynamics, Lockheed Martin y Raytheon. Estas medidas se tomaron tras la autorización por parte del presidente saliente Joe Biden de un paquete adicional de 571 millones de dólares en armamento y suministros para la isla autogobernada.