Un reciente estudio publicado en la revista Global Change Biology ha revelado un aspecto fascinante sobre cómo los caribúes, una de las especies más emblemáticas del Ártico, optimizan sus rutas migratorias basándose en lo que se denomina «memoria colectiva». Este hallazgo es de especial relevancia en el contexto del cambio climático, que está afectando drásticamente a este ecosistema.
Los caribúes, conocidos por ser los animales terrestres más grandes de la región ártica, no solo desempeñan un papel crucial en la ecología de su hábitat, sino que también son una fuente vital de alimento para numerosas comunidades indígenas. A lo largo de su migración, que abarca más distancia que la de cualquier otro animal terrestre, los caribúes no siguen siempre el mismo recorrido cada año. Para entender mejor este fenómeno, Eliezer Gurarie, profesor en la Universidad Estatal de Nueva York, junto con investigadores del Servicio de Parques Nacionales de EE.UU., realizaron un seguimiento de más de 300 caribúes hembra de la manada del Ártico Occidental durante un periodo de 11 años, desde 2009 hasta 2020.
Adaptación a condiciones cambiantes
Los resultados del estudio mostraron que los caribúes que invernaban al sur del río Kobuk tenían una mayor probabilidad de supervivencia durante inviernos cálidos y ventosos. Por otro lado, aquellos que invernaban al norte del río sobrevivían mejor en condiciones con más nieve y menos viento. Esta capacidad de decidir cruzar el río cada año se presenta como una medida adaptativa, fundamental para maximizar sus posibilidades de supervivencia.
Gurarie explicó que «un animal muerto no recuerda nada (ni se mueve de nuevo) por definición», pero las condiciones generales que llevaron a una alta mortalidad son recordadas por el resto del grupo. Los caribúes no solo comprenden los riesgos, sino que también utilizan este conocimiento para tomar decisiones colectivas que minimizan dichos riesgos para toda la manada. Este fenómeno pone de manifiesto la importancia de la memoria social en la predicción de los movimientos de los animales.
Este comportamiento adaptativo es especialmente crucial en un momento en que el Ártico experimenta uno de los calentamientos más rápidos del planeta. A medida que las condiciones ambientales continúan cambiando, el futuro de los caribúes, y de las comunidades que dependen de ellos, podría verse comprometido. La comprensión de sus patrones migratorios y su capacidad de adaptación se convierte, por tanto, en un área de estudio fundamental para la conservación de esta especie y de su hábitat.
Más información:
Eliezer Gurarie et al, Evidence for an Adaptive, Large‐Scale Range Shift in a Long‐Distance Terrestrial Migrant, Global Change Biology (2024). DOI: 10.1111/gcb.17589