En la actualidad, la economía china enfrenta desafíos significativos que han suscitado el interés y la preocupación de inversores y analistas a nivel mundial. A pesar de los esfuerzos del gobierno para estimular la economía, se observa una falta de recuperación tangible que cumpla con las expectativas del mercado. Desde finales de septiembre, las autoridades chinas han implementado recortes en las tasas de interés y han anunciado planes de estímulo fiscal amplios, aunque los detalles concretos de este apoyo fiscal no se conocerán hasta la reunión parlamentaria anual de marzo.
Desafíos y medidas de estímulo
Las proyecciones de crecimiento se ven afectadas por la caída de la demanda interna y las preocupaciones sobre la deflación. En 2024, los precios al consumidor apenas crecieron un 0,5%, el incremento más bajo en al menos una década. El alcalde de Pekín, Yin Yong, ha señalado que el gasto del consumidor sigue siendo débil y que la inversión extranjera está en declive, lo que impacta negativamente en diversas industrias.
Las autoridades chinas han establecido un objetivo de inflación del 2% para 2025 y están enfocadas en fomentar el desarrollo tecnológico. Aunque se prevé que el estímulo fiscal comience a surtir efecto este año, los analistas advierten que podría llevar tiempo ver un impacto significativo. En el sector inmobiliario, que históricamente ha sido un motor de crecimiento, se han implementado medidas para estabilizar el mercado, incluyendo la finalización de construcciones de apartamentos que aún no se han edificado debido a las restricciones financieras de los desarrolladores.
En contraste con las políticas de estímulo directo aplicadas en otros países durante la pandemia de Covid-19, como la entrega de dinero en efectivo a los consumidores en Estados Unidos, China ha optado por una estrategia diferente. En julio, el gobierno anunció la emisión de bonos a largo plazo por un total de 300 mil millones de yuanes (aproximadamente 20.46 mil millones de dólares) para subvenciones por el intercambio de electrodomésticos y actualizaciones de equipos. Esta iniciativa busca incentivar la compra de productos como electrodomésticos y vehículos eléctricos, así como ofrecer descuentos en smartphones.
Sin embargo, persiste la incertidumbre sobre si estas medidas serán suficientes para reactivar la demanda del consumidor de forma sostenida. El economista jefe de Nomura, Ting Lu, ha indicado que el aumento en las ventas podría desvanecerse en la segunda mitad del año, en medio de un mercado inmobiliario débil que limita la demanda de electrodomésticos.
Contexto geopolítico y futuro económico
Las tensiones geopolíticas con Estados Unidos también complican la situación económica de China, con Beijing priorizando a los jugadores nacionales en sectores estratégicos. Esta estrategia ha llevado a muchas empresas europeas a adaptar sus operaciones en China, reflejando la creciente presión sobre el comercio y la inversión internacional.
El gobierno ha enfatizado la necesidad de combinar seguridad y desarrollo, y ha priorizado la expansión del consumo como parte de su ajuste de políticas este año. Las declaraciones oficiales subrayan la importancia de fortalecer la capacidad de consumo en lugar de centrarse únicamente en la eficiencia de la inversión.
La economía china, con su enfoque en el desarrollo estructural y el fortalecimiento de su mercado interno, continúa siendo un tema de interés global. Aunque enfrenta dificultades, las estrategias implementadas por el gobierno sugieren un compromiso hacia una recuperación sostenible y un fortalecimiento del poder económico nacional, en un contexto internacional que a menudo desafía su modelo de desarrollo.
