La economía estadounidense ha estado funcionando a menos de su máxima capacidad durante gran parte de las últimas dos décadas, según varios estudios recientes. Esto significa que las corporaciones han invertido un porcentaje menor de sus beneficios en la expansión de la producción. Como resultado, la tasa de crecimiento del producto interno bruto (PIB) ha promediado un 2,2% anual en los últimos 20 años, en comparación con el 3,2% de las dos décadas anteriores.
Un estudio titulado «Concentración del Mercado Financiero y Asignación Incorrecta», publicado en el Journal of Financial Economics, ofrece una nueva perspectiva sobre este fenómeno. Investigadores de la Universidad de Texas en Austin sugieren que las empresas están creciendo en tamaño de tal manera que se ven incentivadas a mantener su capital sin invertirlo, en lugar de utilizarlo para expandir sus operaciones.
Concentración y la falta de inversión
Michael Sockin y Daniel Neuhann, autores del estudio, señalan que la concentración en diversas industrias ha aumentado significativamente. Por ejemplo, en el sector bancario, los cuatro mayores bancos controlan el 53% de los activos totales. Esta concentración ha llevado a una asignación ineficiente del capital, donde las empresas gastan menos en investigación y desarrollo y en equipamiento, lo que a su vez reduce la productividad general.
La investigación también aborda un enigma que ha preocupado a economistas desde la Gran Recesión de 2007-2009: ¿por qué la economía estadounidense tardó tanto en recuperarse? A pesar de que la Reserva Federal mantuvo las tasas de interés cerca de cero para estimular el endeudamiento y la inversión, las corporaciones no respondieron aumentando sus inversiones. En lugar de eso, muchas acumularon grandes cantidades de efectivo, como es el caso de Apple, que gestionó 244 mil millones de dólares, gran parte de los cuales estaba en bonos de otras empresas.
Los investigadores sugieren que esta falta de inversión es consecuencia de la creciente concentración del mercado. Cuando una gran corporación desea pedir prestado una suma significativa, los prestamistas suelen aumentar las tasas de interés. Para evitar esto, las empresas tienden a pedir menos dinero del que realmente necesitan, lo que a largo plazo obstaculiza la asignación eficiente del capital.
Al analizar los datos económicos desde 2002, los autores del estudio pudieron predecir con precisión varios indicadores económicos hasta 2016, revelando que las empresas estaban invirtiendo menos, incluso cuando los costos de endeudamiento eran más bajos. Esta situación contrasta con la rápida recuperación tras la recesión provocada por la pandemia de COVID-19, donde un estímulo fiscal de 2,1 billones de dólares permitió a la economía reactivarse más rápidamente.
El estudio concluye que la concentración excesiva en el mercado puede convertirse en un freno para el crecimiento económico, y sugiere que la intervención gubernamental puede ser necesaria en tiempos de crisis para ayudar a que los mercados financieros funcionen adecuadamente. En situaciones de crisis, es crucial que los recursos financieros fluyan hacia donde más se necesitan, algo que los mercados por sí solos no logran realizar con eficacia.