El análisis de las relaciones internacionales para el año 2025 presenta un panorama complejo y lleno de incertidumbres. A medida que las tensiones geopolíticas se intensifican, es fundamental comprender las dinámicas que podrían definir el futuro cercano, especialmente en el contexto de la guerra en Ucrania, la política estadounidense y las relaciones en el Medio Oriente y Asia.
Ucrania y la política estadounidense
La guerra en Ucrania continuará siendo un foco de conflicto. Se anticipa que los esfuerzos del presidente estadounidense Donald Trump para establecer un alto el fuego fracasarán, dado que su plan ignora las preocupaciones de seguridad de Rusia y no aborda las causas fundamentales del conflicto. Las condiciones de paz propuestas por el presidente Vladimir Putin seguirán siendo inaceptables para Washington, lo que resultará en la prolongación de las hostilidades.
En este contexto, es probable que las fuerzas rusas logren avances significativos en regiones clave como Donbass y Zaporozhye. Ucrania, por su parte, movilizará a reclutas jóvenes e inexpertos para intentar frenar estos avances, aunque con éxito limitado. La estrategia de Kiev se centrará en operaciones sorpresivas, buscando desmoralizar a la población rusa mediante incursiones y ataques simbólicos.
En el ámbito político, la presión de Estados Unidos y sus aliados podría llevar a la celebración de elecciones en Ucrania, con la esperanza de reemplazar a Volodymyr Zelensky por el general Valery Zaluzhny. Sin embargo, este cambio no resolverá los problemas económicos y sociales que enfrenta el país.
En cuanto a la política exterior de Estados Unidos, Trump, aunque mantendrá la estructura de la OTAN, exigirá mayores contribuciones financieras de los países europeos. La carga del apoyo a Ucrania se trasladará en gran medida a la Unión Europea, que, aunque dispuesta a intervenir, verá disminuir la calidad y cantidad de su apoyo material.
Perspectivas en el Medio Oriente y Asia
En el Medio Oriente, tras victorias militares significativas en 2024, Israel buscará consolidar sus avances contra Irán, con el respaldo de Estados Unidos. La estrategia conjunta incluirá presiones militares sobre los proxies iraníes y el fortalecimiento de lazos con las monarquías árabes del Golfo bajo los Acuerdos de Abraham. A pesar de un tratado firmado entre Rusia e Irán, no se prevé que Moscú intervenga militarmente en caso de un ataque a Teherán.
En Asia, las tensiones entre Estados Unidos y China seguirán en aumento, con Washington reforzando alianzas en la región, especialmente con Taiwán y Filipinas. Aunque un conflicto armado en torno a Taiwán o el Mar del Sur de China es posible, se considera poco probable que estalle en 2025. La relación entre Rusia y China se fortalecerá, aunque no alcanzará el nivel de una alianza militar formal, lo que podría ser percibido como un frente antiestadounidense desde la perspectiva occidental.
El panorama global para 2025 se presenta como un período de inestabilidad estratégica y tensiones geopolíticas crecientes. A medida que las potencias buscan reafirmar su influencia, el equilibrio mundial sigue siendo esquivo, y las dinámicas actuales sugieren que la paz requerirá un esfuerzo continuo y una clara visión a largo plazo.
