Las instrucciones necesarias para el funcionamiento de nuestro organismo están contenidas en nuestros genes, cuya expresión debe ser regulada con precisión para asegurar que cada célula desempeñe su papel de manera óptima. En este contexto, la epigenética del ADN y del ARN juega un papel crucial, actuando como una serie de «marcadores» sobre los genes que controlan su actividad sin modificar la secuencia del ADN o del ARN en sí.
Históricamente, la epigenética del ADN y del ARN se ha estudiado como sistemas independientes, cada uno con su función en distintas etapas del proceso de regulación genética. Sin embargo, un nuevo estudio publicado en la revista Cell por un equipo de investigadores liderado por el profesor François Fuks, del Laboratorio de Epigenética del Cáncer de la Universidad Libre de Bruselas, sugiere que estas dos áreas de la epigenética están más interconectadas de lo que se pensaba.
Un sistema de regulación complementaria
La investigación revela que la epigenética del ADN y del ARN forman un sistema de regulación complementario, donde la epigenética del ADN organiza los genes disponibles y la epigenética del ARN ajusta dinámicamente su uso. Este estudio demuestra que cuando ambos marcadores se añaden de manera conjunta a un gen, se activa de forma más eficaz. En cambio, si uno de estos procesos no funciona correctamente, la actividad del gen se ve comprometida. Este mecanismo es especialmente significativo en etapas clave, como el desarrollo celular o la especialización de diferentes tipos celulares, como es el caso de las células madre embrionarias.
Este hallazgo abre la puerta a un nuevo modo de control genético, ofreciendo perspectivas sin precedentes en el ámbito de la biología. Permite comprender mejor cómo funcionan nuestras células y cómo las alteraciones en estos mecanismos pueden dar lugar a enfermedades, incluyendo el cáncer.
Las implicaciones de esta investigación son significativas, pues podrían conducir a avances en los tratamientos oncológicos. La posibilidad de desarrollar terapias basadas en «fármacos epigenéticos» que actúen simultáneamente sobre el ADN y el ARN plantea la esperanza de tratamientos más precisos y personalizados, capaces de restaurar el equilibrio en las células enfermas de los pacientes oncológicos.
El equipo del profesor Fuks ya está trabajando en investigaciones relacionadas con estos hallazgos, con el objetivo de demostrar la utilidad clínica de su descubrimiento, explorando el potencial de las terapias epigenéticas que actúan sobre el ADN y el ARN.